Miguel Angel Martín Espada
Juez C.N.J./F.O.C.D.E. de Canto T. Español
A juzgar por todo lo que se ha dicho y escrito en los últimos
cincuenta años acerca del canario de Canto Español
o Timbrado, resulta difícil de creer que haya tantos aficionados
dispuestos a criar una raza tan proclive a todo tipo de polémicas:
la mayoría equiparables a aquellas que los primeros doctores
de la Iglesia mantenían en el Imperio Bizantino acerca del
sexo de los ángeles. Pero, con todo, ahí están
los datos objetivos. El "Boletín de Información"
del C.N.J./F.O.C.D.E. de 1998 contiene un "Cuadro Comparativo
de las Variedades Ornitológicas Enjuiciadas en los Ejercicios 1995/96,
1996/97 y 1997/98" del que podemos extraer los siguientes datos:
1º) Nuestra raza ocupa el segundo lugar en la lista
de variedades enjuiciadas; 23.237 ejemplares en la temporada
95/96, 27.910 en la 96/97 y 26.904
en la 97/98. Tan solo las variedades de Color nos superan.
Este dato no ha pasado desapercibido para el C.N.J./F.O.C.D.E.,
como demuestra la referencia que su presidente, Fernando Ferrer
Higón, hace al respecto en su Memoria del ejercicio
97/98.
2º) Es, asimismo y con gran diferencia, la primera
raza de canarios de canto criada en nuestro país; la segunda es
el Malinois con 4.745 ejemplares enjuiciados en la
temporada 97/98 y la última el Roller con una decepcionante
cifra de 1.713 ejemplares enjuiciados en la misma temporada
97/98.
A esto debemos unir otros datos como el progresivo aumento
del número de integrantes de la Comisión Técnica
de canto T. Español del C.N.J./F.O.C.D.E. y la constitución
cada año de numerosas nuevas asociaciones cuyos componentes, como
denotan las denominaciones sociales, se dedican, mayoritariamente, a la
cría y selección del Timbrado, siendo un fenómeno
especialmente notorio en Andalucía y Valencia. No
olvidemos tampoco el auge que, parece ser, está teniendo nuestro
cantor en el continente americano, según las noticias
que de allí llegan.
También ha aumentado la presencia del canario
de Canto Español en las revistas ornitológicas,
si bien hay que lamentar que la mayoría de los escritos que se
publican tienen un contenido sumamente pobre desde los puntos de vista
técnico y práctico; confundiendo más que enseñando
o aclarando dudas a los ya de por sí desorientados aficionados
y enredando más que resolviendo los problemas que en muchos se
plantean o denuncian. En ocasiones prima un trasnochado e irracional dogmatismo,
de tintes cuasipoliticos, con el que se pretende aleccionar al
lector y ganarlo para no se sabe qué cruzada. En resumen,
cantidad pero no calidad; personalmente, opino que deberían seleccionarse
mejor, por parte de las revistas, los artículos publicados sobre
nuestro canario, siempre que con ello la balanza se inclinara del lado
de la calidad y se contribuyera a una efectiva formación de la
afición.
Como vemos, estamos hablando de una raza en pleno proceso
de expansión y cuyo techo, si actuamos todos los interesados de
forma medianamente inteligente, está todavía muy lejos de
alcanzarse (cosa más difícil de lo que parece, viendo la
reacción de algunos pseudodefensores de la pureza de
la raza que ven peligrar su obsoleta, monolítica, férrea
y excluyente forma de entender el canto del Timbrado, a la par
que el comercio y venta de sus ejemplares, sobretodo allende los mares).
La explicación del éxito de nuestro pequeño
gran tenor reside, sin el menor género de dudas, en una característica
de su canto que constituye su verdadera grandeza: la gran riqueza y
variedad de su repertorio. Esto requiere un estándar
lo suficientemente amplio que sea capaz de albergar y marcar las pautas
de valoración de un canto en cuya composición pueden intervenir
series casi infinitas de giros o variaciones, lo que representa una dificultad
añadida para los jueces de la especialidad; puesto que tienen que
estar siempre en un proceso de formación continua y preparados
para identificar y valorar giros nuevos, o que no habían escuchado
nunca, de forma fría y objetiva, sin dejarse llevar por la sorpresa
de la novedad (en caso contrario se tiende a valorar de forma incorrecta
los giros, actuando bajo la influencia de impresiones positivas o negativas
que benefician o perjudican, injustamente, la calificación total
final del ejemplar).
Si observamos los dos estándares que tiene el
Timbrado Español, reflejados en sendas planillas
de enjuiciamiento, veremos que se basan en principios claramente diferenciados,
cuando no opuestos:
PLANILLA DE ENJUICIAMIENTO VIGENTE
EN F.O.C.D.E. Y C.O.M.
GIROS POSITIVOS
Timbres
|
hasta 3 puntos (9)
|
Variaciones Rodadas
|
hasta 6 puntos (18)
|
Timbre de Agua
|
hasta 3 puntos (9)
|
Cascabel
|
hasta 3 puntos (9)
|
Floreos
|
hasta 9 puntos (27)
|
Floreos Lentos
|
hasta 9 puntos (27)
|
Campana
|
hasta 3 puntos (9)
|
Cloqueos
|
hasta 6 puntos (18)
|
Castañuelas
|
hasta 3 puntos (9)
|
Variaciones Conjuntas
|
hasta 9 puntos (27)
|
Agua Lenta
|
hasta 6 puntos (18)
|
Agua Semiligada
|
hasta 3 puntos (9)
|
Impresión
|
hasta 3 puntos
|
GIROS NEGATIVOS
Rascada
|
hasta 3 puntos
|
Estridencias
|
hasta 3 puntos
|
Nasalidad
|
hasta 3 puntos
|
PLANILLA DE ENJUICIAMIENTO VIGENTE
EN F.O.E., F.O.R.C. Y F.O.C.C.E.
GIROS POSITIVOS
Timbre metálico
|
hasta 9 puntos
|
Timbre intermedio
|
hasta 6 puntos
|
Timbre profundo
|
hasta 13 puntos
|
Nota batida
|
hasta 6 puntos
|
Cascabeleo
|
hasta 12 puntos
|
Cloqueos
|
hasta 16 puntos
|
Castañuela
|
hasta 9 puntos
|
Chau Chau
|
hasta 6 puntos
|
Piau Piau
|
hasta 6 puntos
|
Floreos de adorno
|
hasta 18 puntos
|
Campana
|
hasta 6 puntos
|
Dúos
|
hasta 14 puntos
|
Impresión
|
1 punto
|
GIROS NEGATIVOS
Rascadas
|
hasta 3 puntos
|
Estridencias
|
hasta 3 puntos
|
Nasalidad
|
hasta 3 puntos
|
Un profano en la materia, a simple vista, creería
estar en presencia de planillas correspondientes a dos razas diferentes.
He ahí uno de los absurdos a los que ha llegado la falta de entendimiento
existente entre nuestras federaciones, si bien hay que romper una lanza
a favor de F.O.C.D.E., ya que su planilla, nuestra planilla, permite
enjuiciar con justicia a todos los ejemplares pertenecientes a la raza,
mientras que con la planilla F.O.E. se margina a un gran número
de canarios, que sólo pueden recibir puntuaciones irrisorias; al
no corresponderse las bases estructurales de su repertorio canoro con
los estrechos parámetros de selección que se recogen en
el estándar F.O.E. (el mismo problema que planteaban los
primitivos códigos de canto, fuentes de tantas polémicas
y de la división existente en la afición desde la década
de los cincuenta, especialmente entre los canaricultores madrileños
y asturianos). F.O.C.D.E. intentó unificar posturas
con F.O.E., de cara a la última reforma que se llevó
a cabo de la planilla vigente en C.O.M., citando a sus representantes
para celebrar una reunión bilateral, sin recibir respuesta alguna
a su oferta de diálogo. Cada cual es responsable de sus actos y
no es este el lugar adecuado para tratar un problema tan grave y delicado,
pero, por muy grande que sea la distancia que separa las posiciones de
ambas federaciones, estoy seguro de que tarde o temprano se hallará
la forma de aunar esfuerzos y de solventar las diferencias existentes
para que, entre todos, podamos aportar una cimentación más
sólida a nuestra raza nacional de canto, basada en la fuerza de
la razón y en el respeto y entendimiento mutuos.
Retomando el tema principal de estas líneas,
la grandeza de nuestra raza, vuelvo a repetir, reside en la variedad de
giros que pueden intervenir en su canto. El margen de libertad que posee
un criador de canarios de Canto Español, a la hora de plasmar
sus gustos particulares en el canto de sus ejemplares, es, al menos en
F.O.C.D.E., amplísimo. No ocurre lo mismo en F.O.E.,
cuyo estándar está diseñado para que los canarios
completen cuantas más casillas de la planilla mejor y, dado que
la mayoría de sus giros son de texto fonético limitado,
existe una mayor concreción de las posibilidades canoras de los
ejemplares; observar, asimismo, que al tener que basar su canto en giros
de características muy diferentes, en atención a su ritmo
de emisión - jugando un papel preponderante los giros de ritmo
continuo -, a sus características sonoras y, como acabo de señalar,
primar los de texto fonético limitado (notas únicas
en terminología F.O.E.), los giros de texto fonético
ilimitado (floreos, floreos lentos y variaciones conjuntas,
tal como los consideramos en F.O.C.D.E.), que son en los que se
basa la inmensa variedad del repertorio canoro de la raza, los que la
dotan de personalidad propia y los que le confieren su especial atractivo,
se ven sumamente limitados cuantitativa y cualitativamente. De todos es
sabido y es empíricamente demostrable que existe una clara incompatibilidad
entre los giros de ritmo continuo y los giros de ritmo discontinuo, así
que un canario rico en giros de ritmo continuo suele ser pobre en los
de ritmo discontinuo y viceversa (los giros de ritmo semicontinuo suelen
ser el fiel de la balanza y mantener su importancia en la estructura
de la canción, con independencia de qué tipo de giros dominen)
y que, dada la incompatibilidad vista, el ejemplar que basa la variedad
de su repertorio en rellenar la mayor parte de las casillas de la planilla
no suele destacar en ninguno de los diferentes tipos de giros, motivo
por el que se les denomina despectivamente rellenaplanillas o,
como dicen algunos, robapuntos.
Siempre que se respete el marco trazado por el estándar
vigente y su planilla de enjuiciamiento, el canaricultor de esta raza
puede potenciar el tipo de giros que más satisfagan a su sensibilidad
musical y ello sin necesidad de educación o de cruces con las otras
razas de canarios de canto (evidentemente, tampoco mediante cruces con
el canario silvestre u otros serines africanos, actualmente de
moda, como el Cantor de África; que, por la forma masiva
y poco docta en que se realizan, no solo no suponen progreso alguno sino
que constituyen un claro retroceso en los logros obtenidos por nuestros
canarios en todos los aspectos), puesto que la riqueza genética
del canario de Canto Español lo convierte en un compositor
nato que nos sorprende cada generación con nuevas canciones, por
lo general más bellas y complejas que las de sus ascendientes.
Aquellos que sentimos verdadera admiración y fascinación
por el canto de las aves canoras, considerándolo como la máxima
expresión de la Poesía y de la Música
compuestas por la Madre Naturaleza, encontramos en el Timbrado
el cauce de expresión ideal para nuestra particular afición.
Ciertamente, pocas aves canoras están tan bien dotadas como nuestro
canario de Canto Español. Si las otras razas muestran especial
maestría en la emisión de giros de timbre o sonoridad hueca
(Roller) o acuosa (Malinois), el Timbrado alcanza
doctorado cum laudem en los de timbre o sonoridad
metálica; aunque sin descuidar las partes huecas y acuosas de su
repertorio. El único límite que impone el estándar
de la raza al cantor español es que su selección no vaya
encaminada hacía aquellas lindes que acotan el canto de las otras
razas; o lo que es lo mismo, ni debemos buscar el dominio de las tonalidades
graves y el predominio de los giros de ritmo continuo, característicos
del Roller, ni tonalidades medias y predominio de los giros de
agua, propios del Malinois.
El canto del canario está compuesto por una amalgama
de sonidos de características sonoras y musicales muy diferentes,
es precisamente en los bellos y delicados contrastes que se alcanzan donde
más repara nuestro oído y donde más se nota la selección
llevada a cabo por la mano del hombre en las razas especializadas; ha
sido precisa una ardua tarea de criba para conseguir reproductores capaces
de transmitir a su descendencia un aparato de canto adecuado y
una serie de facultades para sacarle el máximo partido, entre las
que destaca una especie de sensibilidad musical. Pero no vea el
lector en estas palabras un mero recurso retórico, en realidad
la selección llevada a cabo obedece a una serie de parámetros
generales objetivos, determinados en el estándar; sólo los
ejemplares que se ajusten a ellos serán utilizados como reproductores,
con lo cual la capacidad de dotar al propio canto de sentido musical
es un requisito sine qua non en la cría y selección
de los canarios de canto, equiparable y con la misma o mayor importancia
que la pureza en la emisión sonora, que se consigue mediante la
selección de los poseedores de los mejores aparatos de canto
(de ahí la trascendencia del análisis de las cualidades
del sonido - tono, intensidad y timbre - y de las
cualidades de la música - ritmo, armonía y
melodía - al valorar el canto del canario). De nada le sirve
su arte a un virtuoso de la música si no posee un instrumento adecuado
para poder expresarlo en toda su magnitud, de la misma forma que de poco
sirve el mejor de los instrumentos en manos de un mal músico que
no sepa sacarle partido. Hay algo más que aspectos anatómicos,
fisiológicos y etológicos en el canto de los pájaros,
hay Arte. Ni siquiera la Etología puede explicar, con absoluta
certeza y a pesar de ayudarse de la Neurobiología o de la Psicofisiología,
por qué, entre individuos de la misma especie, incluso entre hermanos,
que poseen características fenotípicas similares, un teórico
mayor parecido genético y que se han desarrollado bajo unas mismas
condiciones ambientales, hay unos mucho más capacitados que otros
para el canto. De ahí la dificultad de criar canarios de canto,
puesto que, por muchos conocimientos científicos que se tengan
y por muy bien que planifiquemos la cría, depende de la habilidad
de nuestros canarios, en última instancia, el que sepan desarrollar
de forma satisfactoria, siempre desde nuestro artificial punto de vista,
sus habilidades canoras.
La gran capacidad interpretativa del canario de
Canto Español hace que no haya dos criaderos en los que
los ejemplares canten igual; incluso en un mismo criadero, y si, tras
la cría, hemos agrupado a los canarios por hermanos en diferentes
voladeros, encontraremos canciones muy diferentes. En F.O.C.D.E.,
el estándar de la raza ya hemos visto que está diseñado
con la suficiente y necesaria amplitud para poder valorar a todos los
ejemplares, con independencia del tipo de giros que participen en la canción
y siempre y cuando no incurran en ninguno de los motivos de descalificación
tipificados. Esta amplitud del estándar es, no obstante, criticada
por algunos aficionados, que lo consideran demasiado ambiguo; a la par
que preconizan una mayor concreción de las posibilidades canoras
de la raza, para conseguir un canto más homogéneo. Se trata
de un intento de coartar la verdadera esencia de la raza y de encasillarla
mediante la emisión de determinados giros de texto fonético
limitado que anulen la capacidad de creación de giros de texto
fonético ilimitado de nuestros canarios de Canto Español
(tal como se ha apuntado que ocurre con el estándar F.O.E.).
La concreción de las posibilidades canoras del Timbrado
acabaría, pues, con su grandeza y sería el principio de
la decadencia de la raza, tal y como ocurre con el Roller, que
a dudas penas puede con el lastre de un canto que, injustamente, resulta
excesivamente monótono a la mayor parte de los aficionados.
La creación de una nueva raza que acogiera a los
ejemplares que no encajaran en la estrecha, limitada y excluyente concepción
del canto del Timbrado Español que tienen los defensores
de su encasillamiento canoro, no me cabe duda que sería un craso
error. La nueva raza heredaría la grandeza de la riqueza y variedad
canora que perdería el Timbrado. ¿Cuántos canaricultores
F.O.C.D.E. estarían dispuestos a involucionar y criar un
tipo de Timbrado como el que preconiza F.O.E.? Pues ese
sería el camino al que nos llevaría la homogeneización
del canto de la raza: ejemplares rellenaplanillas, en el sentido
más peyorativo de la expresión, que aderezarían su
repertorio con sus ordinarios y estridentes CHAU CHAU, PIAU
PIAU y CHA CHA CHA, que, no conviene olvidar, son considerados
innatos y propios de la raza en F.O.E., a la vez que consideran
los timbres, incluido el rozado y nasal timbre intermedio, como
la base estructural del canto de la misma (recomiendo al lector la lectura
del Código de Canto de la F.O.E. y la visión y audición
del vídeo y de los CDs editados con el asesoramiento
"técnico" de jueces de la citada federación). Si
hay criadores a los que les gusta este tipo de canto me parece perfecto,
nada que objetar, ya que nuestro estándar también acoge
y sirve para valorar, en su justa medida, a este tipo de canarios, pero
lo que no se puede aceptar es que se pretenda imponer esta visión
particular y minoritaria del canto de la raza a todos sus cultivadores;
máxime cuando la opción que se les pretende dar es: abandonar
su propia concepción del canto de la raza y adoptar la que se les
pretende imponer, o crear una nueva raza, puesto que no tienen cabida
en el Timbrado de canto encasillado.
En F.O.C.D.E., hoy por hoy, y a pesar de una minoría
con nombres y apellidos conocidos por todos, estamos dando un claro ejemplo
de convivencia y respeto mutuo entre dos formas de sentir el canto del
Timbrado. Esa es la explicación de que tengamos una planilla
de enjuiciamiento considerada, por la inmensa mayoría de los aficionados,
como casi perfecta. Las diferencias entre nosotros son más de índole
personal que técnica, ya que todos tenemos un mismo objetivo:
la consecución de canarios que, mediante una buena y
melodiosa voz timbrada (en atención a su tono,
intensidad y timbre), sean capaces de desglosar, con
buena dicción y total maestría musical (ritmo,
armonía y melodía), puesta de manifiesto a
través del pleno dominio de sus facultades vocales y amplio registro
tonal, una serie o series de giros lo más ricas, variadas y
completas que sea posible, atendiendo a sus limitaciones orgánicas
y fisiológicas, y sin anteponer nunca la cantidad a la calidad.
Todos y cada uno de los giros recogidos en la planilla
de enjuiciamiento son básicos del canto de la raza por el mero
hecho de estar reflejados en la misma, sin que ello quiera decir que un
ejemplar deba emitirlos todos. En ningún lugar del reglamento se
dice que un ejemplar deba tener cuantos más giros de la planilla
mejor, al contrario de lo que ocurre en F.O.E. - donde el mayor
o menor número de casillas de la planilla cubierto constituye el
segundo criterio de desempate individual, favoreciendo al canario de canto
más completo; regla de desempate que está ubicada,
sistemáticamente, por detrás de la que hace referencia a
la presencia de puntos negativos y por delante de la regla de desempate
en atención a la suma de las puntuaciones de los Timbres, según
reza el Código F.O.E., "por ser estos las notas que configuran
y personalizan la raza. TRES TIMBRES" -.
Dos caminos principales hay para llegar a ese común
objetivo del que hablábamos, teniendo como punto de referencia
el estándar. Desde los años cincuenta y tal como pone de
manifiesto la bibliografía existente, se han identificado dos formas
muy diferentes de entender cómo debía ser el canario
de Canto Español, en atención a los giros en
que se debía basar su melodía, y que, más o menos
evolucionadas, son las que seguimos encontrando en la actualidad.
Para los aficionados madrileños, al menos
los encuadrados en la A.C.E., la selección debía
encaminarse hacia ejemplares que basaran la variedad de su repertorio
en la búsqueda de un canto completo; en cuanto a la emisión
en su melodía, como ideal, de giros representativos de todos y
cada uno de los tipos de variaciones reflejados en la planilla de enjuiciamiento,
si bien unos se consideraban más importantes que otros en virtud
de su conceptuación como básicos o innatos de la raza. Esa
postura ha ido evolucionando en nuestra federación, gracias a la
cada vez mayor sensibilidad musical de los canaricultores, que, aun manteniendo
como objetivo la consecución de cantos de repertorio cuanto más
completo mejor (siempre según la planilla), ha traído consigo
el destierro de giros altamente degenerativos y malsonantes. En efecto,
el criador de F.O.C.D.E. rehuye potenciar en el canto de sus ejemplares
aquellos giros que la experiencia ha demostrado que tienen una mayor predisposición
para degenerar en estridencias, rascadas, nasales o de convertirse en
ruidos alejados completamente de la inherente musicalidad que toda raza
de canarios de canto debe poseer de forma innata y como consecuencia lógica
de la selección genética.
Junto a esta forma de entender el canto del Timbrado
Español, estaba la de los canaricultores asturianos;
cuyos canarios basaban la variedad de su repertorio no en completar la
planilla de enjuiciamiento sino, tal como ocurría con los antiguos
canarios de Vich, arquetipo ideal de los canarios del País,
en el desarrollo de las inmejorables condiciones innatas de la raza para
emitir giros de ritmo discontinuo y texto fonético ilimitado (floreos,
floreos lentos y variaciones conjuntas), además
de cloqueos y el complemento de los giros acuosos, muy en especial
el agua lenta. La consecuencia fue la reducción, y práctica
desaparición en muchos ejemplares, de los giros de ritmo continuo
y la especialización en la emisión de giros de ritmo no
continuo; origen de las polémicas con aquellos que, creyéndose
en posesión de la verdad absoluta, consideraban los timbres como
giros básicos e innatos de la raza y que defendían el cultivo
de ejemplares de canto completo y equilibrado.
Ambas formas de entender el canto de la raza están,
como ya se ha manifestado, amparadas por el estándar y tanto los
canarios de una tendencia como los de la otra pueden obtener la máxima
puntuación en un concurso. Si bien, en caso de empate, premiaría,
si ninguno de los dos ejemplares está penalizado, aquél
que más puntuación tuviera en los giros que el estándar
considera como de mayor belleza y dificultad, que, por ese preciso motivo,
son los que más puntuación reciben, los de 9 (27)
puntos: floreos, floreos lentos y variaciones conjuntas.
Se cumple así, en referencia al tema del número de casillas
de la planilla cubierto, la máxima de que más vale calidad
que cantidad.
Creo que ha quedado claramente manifestado que cualquier
intento de encasillar el canto del Timbrado Español,
concretando sus posibilidades de expresión canora, atenta contra
la propia esencia de la raza. La variedad imprime genialidad a nuestro
canario. En un país de tradiciones culturales tan dispares como
es España, fruto de la amplia gama de pueblos y culturas
que han pasado por el solar ibérico, es inevitable tener
un canario de canto como el nuestro, capaz de captar la realidad multicultural
de sus gentes a través de sus melodías. A nadie escapa que
no siente de la misma forma el canto de nuestro canario un canaricultor
andaluz que otro castellano-leonés y tan española
es una visión como la otra, por poner un ejemplo entre los muchos
que podrían citarse. Mal podría ostentar esta raza el título
de española si no fuese capaz de plasmar fidedignamente,
a través de sus canciones, el espíritu de sus creadores.
De ahí que la variedad del repertorio canoro de nuestro cantor
y sus múltiples formas posibles de expresión sean su mayor
atractivo para una sociedad culturalmente tan compleja como la española
y su principal activo de cara al contexto canarícola mundial.
© Miguel
Angel Martín Espada
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