Miguel Angel Martín Espada
Juez C.N.J./F.O.C.D.E. de Canto T. Español
CONSIDERACIONES PREVIAS
Los canaricultores españoles podemos estar seguros
de contar con un importante número de aficionados que, sacando
tiempo de donde no lo hay, se desviven por desarrollar y enseñar
los principios técnicos, teóricos y prácticos, en
que se basa la cría del canario a todo aquél que requiere
su consejo. Es verdaderamente loable la labor que estos señores
vienen desempeñando, bien a través de artículos y
trabajos en revistas especializadas, bien mediante charlas y coloquios
en las asociaciones. Valgan estas líneas para agradecer públicamente
su desinteresado trabajo, ya que, lamentablemente, los aficionados no
solemos reparar en lo que cuesta quitar horas al trabajo o a la familia
para dedicarlas a esta bonita y grata tarea educativa que contribuye a
la mejora cualitativa de la Ornitología Deportiva
española.
El nivel técnico de los criadores de canarios,
actualmente, podemos considerar que es elevado. Sin embargo, en ramas
de nuestra afición como es la canaricultura de canto nos movemos
en un grado de conocimientos ínfimo. Parece que nos preocupa más
discutir sobre las puntuaciones, la eliminación de estos o aquellos
giros o entablar polémicas, más propias de la metafísica,
acerca de la nominación de los mismos. Nos olvidamos, en definitiva,
de que sin los canarios, sin los aficionados y sin unas directrices claras
que seguir para el trabajo de los canarios de canto, no podemos plantearnos
siquiera temas tan circunstanciales, en ocasiones, como la nominación
de los diferentes pasajes o giros que conforman su melodía. Existe
una clara despreocupación por temas tan importantes como la herencia
del canto; que es en lo que se basa esta difícil tarea de conseguir
buenos cantores.
Cuando hablamos con los criadores de sus métodos
y sistemas de trabajo, nos encontramos, en la mayor parte de las ocasiones,
con que brillan por su ausencia, otras veces las explicaciones son tan
fantásticas que parecen extraídas de un relato de ciencia
ficción. En resumen, la mayor parte de los aficionados carecen
de la mínima formación en materias como la Genética
o la influencia de factores tales como la alimentación y la iluminación
en el canto de los pájaros.
La complejidad de esta rama de la canaricultura,
cuya dificultad está sobradamente demostrada, merece un estudio
serio, un estudio que debe realizarse por cada uno de sus cultivadores
y cuyas conclusiones deben ser compartidas para, con el tiempo, lograr
unas bases firmes de las que pueda partir todo canaricultor novel. Tenemos
que tomar ejemplo de nuestros compañeros de otras ramas y no tener
miedo a levantar polémicas sobre estos tan necesarios temas, puesto
que de ahí surgirá ese espíritu de superación
y búsqueda de la verdad que acompaña a todo investigador.
Es cierto que no disponemos de laboratorios, ni de
expertos altamente cualificados, ni tan siquiera de la certeza absoluta
de la exactitud de nuestros postulados y, por lo general, de los medios
mínimos necesarios para su comprobación, pero poseemos algo
que nos impulsa hacia delante, ese algo es el ansia de saber, esa
curiosidad innata que ha llevado al hombre al lugar donde se encuentra
y que lo diferencia del resto de las criaturas que le acompañan
en su viaje por el tiempo y el espacio.
Los temas que a continuación vamos a tratar
son fruto de la experiencia compartida entre canaricultores de toda la
geografía nacional, que anteponen a su propio ego
la satisfacción de ver como el objeto de su afición,
"la canaricultura de canto", se desarrolla y consolida en
un país, como es España, donde tanto se admira y
quiere a los pájaros cantores.
¿ES HEREDITARIO EL CANTO DEL CANARIO?
La pregunta clave de la que se debe partir es si el canto
del canario es hereditario o no. Una de las cuestiones más debatidas
en etología, ciencia que estudia las pautas del comportamiento
animal, es precisamente la referida al canto de los pájaros. Podríamos
empezar a citar autores y teorías, así como experimentos,
pero tan solo provocarían confusión al lector y convertirían
en una difícil y tediosa tarea la lectura de estas líneas.
Por ese motivo nos limitaremos a resumir las líneas generales en
las que se desarrolla el trabajo de los etólogos, ornitólogos
y canaricultores más prestigiosos que se han ocupado
del tema.
Podemos distinguir tres teorías, que, en definitiva,
se corresponden con las corrientes mayoritarias seguidas en el seno de
la etología en un momento u otro de su corta historia.
1º) En primer lugar, encontramos a aquellos que defienden
que el canto de los pájaros es aprendido mediante la audición
del canto de ejemplares adultos.
2º) Por contra, otros autores consideran que el canto
es innato y que las pautas para que éste se desarrolle en
cada especie concreta dependen exclusivamente de la herencia genética.
3º) En último lugar, encontramos una postura
ecléctica, intermedia, según la cual lo innato y
lo adquirido o aprendido se combinan. Las pautas básicas
del canto de cada especie serían innatas pero existiría
la posibilidad de enriquecerlo mediante aprendizaje.
En un plano puramente científico la tercera
teoría es la más seguida hoy en día y la que se corresponde
en mejor medida con los estudios y experimentos realizados. No cabe duda
de que el canto es hereditario, pero también puede haber una parte
aprendida, lo que explica la habilidad que tienen muchos pájaros
de asimilar en su canto aquello que escuchan, aunque sea propio del canto
de otras especies, o incluso aprender a imitar ciertos sonidos ajenos
al mundo pajaril. Este último extremo ha sido ratificado
por los ornitólogos en sus observaciones de campo, llegando
a señalar especies cuyo canto se nutre en gran medida de pasajes
del de otras (los ejemplos más citados son el estornino pinto
y el sinsonte americano). También hay familias, como por
ejemplo la de los alaúdidos (alondras, totovías,
etc.), en las que la influencia de unas especies en otras de la misma
familia es patente, como señala J. Roché. En último
lugar, hay especies que por la complejidad y riqueza de su canto no sólo
difícilmente copian de otras sino que ejercen una clara influencia
sobre ellas (tal es el caso del ruiseñor).
En el plano de la canaricultura, encontramos las
siguientes posiciones, si bien la defensa de una u otra opción
depende en muchas ocasiones de los propios intereses de los criadores,
ya que unos tratan de justificar su sistema particular y otros se decantan
por un enfoque determinado del cultivo de la raza:
1º) Defensores de la necesidad de utilizar canarios adultos
como maestros para educar a los jóvenes, ya que consideran
que el conjunto de giros que conforman el canto de la raza no se transmite
genéticamente y es preciso que éste sea inculcado a través
de la audición de los citados profesores. Esta posición
no tiene base científica alguna y cualquier criador puede observarlo
directamente en su casa.
2º) Aquellos que, aun reconociendo que el canto es
hereditario, plantean la necesidad de complementarlo con maestros.
Esta postura supone tomar al pie de la letra las conclusiones de etológos
y ornitólogos respecto a los pájaros cantores en
condiciones naturales. Según lo que he podido leer acerca del canario
Malinois, en palabras de prestigiosos jueces internacionales de
dicha variedad, el cultivo de esta raza se basa en este sistema de selección.
Se parte de una base hereditaria, que es la predisposición al canto
acuoso, y se complementa el repertorio de los ejemplares mediante la audición
de uno o varios maestros, que en algunos casos están especializados
en la ejecución de determinados tipos de giros. Esto explica el
amplio repertorio que poseen los ejemplares de mayor valía y el
hecho de que no haya techo o límite de puntuación en la
raza belga.
Si bien la conclusiones de etólogos
y ornitólogos considero que son correctas y la postura de
los criadores de Malinois está justificada por el origen
y sistema de selección de la raza, no es admisible esta posición
para el resto de razas de canarios de canto. Debemos rechazar esta postura,
salvo en el caso de las excepciones señaladas, al considerar que
la enseñanza con profesores no solo no es necesaria sino que esconde,
por parte de la mayoría de sus defensores, la intención
de preservar el canto de ejemplares de calidad que ya poseen, con el fin
de evitar la incertidumbre que supone tener que esperar hasta que el canto
de los jóvenes canarios madure. Esta práctica impide la
evolución del propio canto del canario, puesto que el pollo se
limitará a imitar lo mejor que pueda el canto del maestro.
Por otro lado hay que mencionar lo tedioso de tener todos los años
el mismo repertorio canoro, con ligeras variaciones en el mejor de los
casos, en nuestro criadero.
3º) En consonancia con lo expuesto en el párrafo
anterior, nos alineamos con aquellos que defienden a ultranza que el canto
del canario es hereditario y que el trabajo de selección realizado,
con el objetivo de enriquecer el patrimonio genético canoro
de nuestros canarios y la variedad de repertorio conseguida mediante el
mismo, hacen innecesaria la utilización de maestros, ya
que suponen limitar las posibilidades de creación de nuevos giros
y estrofas por parte de nuestros ejemplares. El método de selección
del canario Roller y del canario de Canto Español
(Timbrado), garantiza que los ejemplares de estas razas transmitan
a su descendencia toda la información necesaria para confeccionar
un canto variado que reúna las características raciales
exigidas por sus respectivos códigos.
No obstante, hay que realizar una serie de matizaciones
a esta tercera postura. El canario puede realizar todo aquel sonido que
le permitan crear las distintas partes que conforman su complejo aparato
de canto, cuya pieza clave es el órgano de fonación,
la siringe. A mayor complejidad del aparato de canto, mayor
capacidad interpretativa. Esta riqueza interpretativa no se limita solo
a su propio canto, el canario es por naturaleza un buen imitador, pudiendo,
en la mayor parte de los casos, abandonar el repaso de su canción
para imitar o copiar el canto de otros canarios, voluntaria (maestros)
o involuntariamente. Para favorecer que nuestros jóvenes canarios
consigan hacer aflorar el canto al que les ha predispuesto la herencia
recibida de sus progenitores será necesario que evitemos que escuchen
el canto de pájaros adultos. Podemos afirmar que
lo que el canario hereda es la predisposición innata para
realizar una serie indeterminada, pero determinable, de giros, que se
irán plasmando en una melodía a través de un periodo
de repaso, marcado por la morfología, más o menos
idónea, del ejemplar y por los factores que han rodeado
al mismo durante el proceso de maduración. Esto hace que
el canto de los jóvenes canarios en nuestros criaderos varíe
de un año para otro, pero siempre guardando unas semejanzas estructurales;
más acusadas en las líneas trabajadas en consanguinidad,
al suponer el trabajo de éstas una mayor concreción de las
posibilidades canoras del animal: menor variación genotípica.
La riqueza genética de los canarios de canto
hace innecesaria la educación con profesores, que supone, como
ya hemos apuntado, empobrecer innecesariamente el repertorio canoro de
nuestros ejemplares, al impedir que los pollos culminen la evolución
de su repaso, que sin duda alguna se traduciría en un canto
distinto y con probabilidades ciertas de ser de mayor calidad que aquél
que les hemos forzado a imitar. A esto se une que un ejemplar educado
con maestros no nos ofrece las debidas garantías sobre lo
que va a transmitir a su descendencia, lo único que sabremos es
su mayor o menor capacidad de imitación y asimilación, en
relación a lo que se le ha inculcado mediante la audición
de ejemplares adultos.
En resumen de lo anteriormente expuesto, el canto
de los pájaros tiene una parte innata y otra adquirida, los criadores
de razas de canarios especializadas para la función canora buscamos
el desarrollo de la parte innata en detrimento de la parte adquirida,
con el objetivo de lograr un patrón genético de canto lo
más rico posible, que permita a nuestros ejemplares construir
una melodía basada en los parámetros de selección
deseados.
La mayor parte de las argumentaciones contrarias
a la base hereditaria o innata del canto de los pájaros que aquí
defendemos, se basan en conclusiones erróneas extraídas
a raíz de experimentos que, desde un principio, no ofrecían
las adecuadas garantías para conseguir su objetivo. Por ejemplo,
se citan frecuentemente experimentos realizados con ejemplares, de diferentes
especies, que han sido colocados individualmente en lugares insonorizados
e, incluso, se describen experimentos basados en la observación
de ejemplares a los que se ha privado del sentido del oído. En
el primer caso, los ejemplares aislados acústicamente realizaban
un canto sumamente rudimentario, de gran pobreza e incluso se apreciaba
un claro infantilismo o subdesarrollo en el mismo. En el segundo caso,
los ejemplares sordos apenas conseguían realizar un canto propiamente
dicho, más bien emitían una sucesión de ruidos.
Estos resultados hacían llegar a la conclusión, a quienes
los realizaron, de que el canto de los pájaros no era hereditario
sino aprendido mediante la audición de ejemplares adultos de su
misma especie. Hoy en día sabemos que para que el canto de los
pájaros se desarrolle es preciso que se den una serie de estímulos
que desencadenen que el ejemplar ponga en funcionamiento los mecanismos
físicos precisos que lo posibilitan. Así, la convivencia
de diferentes individuos en un mismo territorio o voladero, hace que entre
ellos haya unas relaciones sociales en las que la rivalidad a la hora
de alimentarse , de ocupar un determinado lugar en las perchas, de establecer
una escala jerárquica, etc., hagan aflorar instintos como el de
territorialidad, fundamental para comprender el significado del canto,
y que ponen en funcionamiento las condiciones precisas para que se de
el desarrollo hormonal que determina el proceso de evolución del
canto. Un ejemplar aislado carece por completo de esos estímulos,
el canto es una forma de comunicación, ¿con quién se va
a comunicar si no tiene otros congéneres con los que entablar relaciones
sociales, de la índole que sean?, carece de estímulos externos
que potencien el desarrollo canoro.
A esto hay que unir el hecho de que los jóvenes
pájaros se complementan entre sí, aprenden unos de otros,
durante el espacio de tiempo en el que su canto es solo un repaso,
los etólogos llaman a esta fase de la evolución canora canción
plástica, ya que supone un periodo de ensayo del que luego
será su canto adulto o canción estable. Esta
complementariedad entre los cantos de los noveles es el fundamento de
que no sea preciso utilizar maestros en los canarios de canto,
el trabajo de lo innato hace que con la sola referencia de su patrón
genético se puedan logran bellas y complejas melodías.
La mayor parte de las especies de pájaros que se utilizan en los
experimentos basan su canto de adulto, principalmente, en lo aprendido
y por eso al dejarlos aislados en grupo, sin adultos de los que puedan
copiar, su canto, a pesar de responder al patrón básico
de la especie, es mucho menos variado que el de los ejemplares que se
desarrollan en libertad. No se puede dar validez a unas observaciones
hechas con pájaros de campo o con especies domésticas que
no se hayan seleccionado para el canto, en estos casos sí se precisa
la audición de adultos para conseguir canciones más o menos
complejas, pero es por el hecho de que no ha habido una selección
que atendiera a los patrones que utilizamos en canaricultura de canto.
Cuando se extrapolan las conclusiones basadas en experimentos realizados
con esas especies a nuestro campo de estudio, sin realizar las correspondientes
matizaciones, lo único que estamos haciendo es confundir a los
criadores.
Como colofón a este punto, volvemos a repetir,
ya que no nos importa insistir una y otra vez sobre lo mismo, que el trabajo
de los canaricultores de canto se basa en potenciar y desarrollar la base
innata del mismo, con ello creamos una sólida base o patrón
genético para que los ejemplares de las respectivas razas sean
capaces de mejorar la variedad de repertorio cada año, siempre
dentro de las pautas de selección de las mismas y sin tener que
recurrir a la enseñanza con maestros.
TRANSMISION GENETICA DEL CANTO
En este punto reflexionaremos acerca de una serie de
cuestiones de gran interés para el canaricultor de canto, si bien
hemos de advertir que en algunos casos se trata de meras hipótesis
de trabajo, al no poder contar con una confirmación científica
de lo expresado. Nos referiremos principalmente a dos temas:
1) ¿Cómo se transmite la base hereditaria del
canto?.
2) ¿Quién aporta más al canto de los hijos,
el padre o la madre?.
1) ¿Cómo se transmite la base hereditaria del
canto?.
Hemos dicho que el canario hereda la predisposición
innata para realizar una serie de giros indeterminados que se irán
plasmando en una melodía, a través de la influencia de factores
tales como las condiciones anatómicas y las circunstancias en torno
a las cuales se ha desarrollado el animal.
La información que determina los diferentes
caracteres de los individuos se encuentra, como ya sabe el lector, en
los genes, que ocupan un determinado locus o lugar en los cromosomas,
los cuales se encuentran por parejas, en estado diploide. Cada
progenitor ha aportado a su prole la mitad de su dotación cromosómica,
ya que los gametos o células reproductoras tan solo son portadores
de un número haploide de cromosomas, la mitad de la constitución
genética del animal. Del número total de cromosomas, dos
constituyen la pareja de cromosomas que rigen el sexo de los animales
y por ello son denominados cromosomas sexuales, el resto son denominados
autosomas. El número de cromosomas varía en cada especie,
en el hombre son 46, mientras que en el canario son 18, distribuidos en
nueve pares. Volviendo a los cromosomas sexuales, éstos se denominan
X e Y, en el caso de los mamíferos, y Z y
W, en el caso de las aves. En los mamíferos, los machos
poseen un cromosoma sexual X y un cromosoma sexual Y, la
hembras poseen dos cromosomas X, los machos determinan el sexo
de la descendencia mediante el cromosoma sexual Y. En las aves
ocurre al revés, los machos poseen los dos cromosomas sexuales
iguales, Z Z, y las hembras tienen un cromosoma Z
y un cromosoma W, con lo que son éstas las que determinan
el sexo de los polluelos. El número de machos y de hembras, en
base a lo anterior, debería ser en teoría igual, como se
ve en la siguiente tabla:
CROMOSOMAS
|
Z
|
W
|
Z
|
Z Z
|
Z W
|
Z
|
Z Z
|
Z W
|
De la anterior tabla se desprende que hay el mismo número
de posibilidades de que salgan machos que de que salgan hembras. Todos
sabemos, por experiencia, que el azar es caprichoso y que no siempre se
obtiene el mismo número de machos que de hembras. Esto sirve para
darnos cuenta de que a pesar de tener que observar las leyes de la
Genética, muchas veces, la aleatoriedad de las combinaciones hace
que los resultados no sean los deseados y esperados.
El canto de los pájaros, en cuanto que es perceptible
por nuestros sentidos, es uno de esos caracteres externos que conforman
el fenotipo, como ya se ha apuntado a lo largo de estas líneas.
La función canora corresponde a los machos, las hembras no suelen
cantar, a pesar de que hay algunas que emiten una serie de sonidos que
nos recuerdan al repaso o canción plástica
de los jóvenes machos, pero que no alcanzan el tono y la intensidad
del canto de los machos, ni las características musicales que se
buscan en las razas de canarios especializadas (ritmo, armonía
y melodía). La principal causa de que se den las hembras
cantarinas es un desequilibrio producido por un exceso de hormonas
masculinas en la sangre, muchas veces se da en hembras adultas después
de la temporada de cría o en hembras viejas. El hecho de que la
emisión del canto sea prerrogativa casi absoluta de los machos
nos lleva a plantearnos si es un carácter ligado al sexo o un carácter
de transmisión libre (cuyos genes reguladores se encuentran en
los autosomas, no en los cromosomas sexuales), pero condicionado por aquél.
Las consecuencias de una u otra posición son de crucial importancia
para el trabajo de la base genética del canto del canario. Lamentablemente,
y en un plano estrictamente científico, no me es posible decantarme
por una u otra postura. Sin embargo, como hipótesis de trabajo,
parto de que los genes que rigen el canto ( una o varias parejas), tal
como lo entendemos en nuestra afición, se transmiten ligados al
sexo, se hallarían localizados en el cromosoma sexual Z.
El patrón genético de canto se transmitiría
de la misma forma que cualquier otro carácter ligado al sexo.
Pero aunque esa hipótesis fuera correcta, no podemos
olvidar el resto de genes presentes en los otros 16 cromosomas del canario,
que determinan aspectos tan importantes como los caracteres morfológicos
o anatómicos del pájaro. Tampoco debemos olvidar la influencia
de los factores medioambientales. Dos ejemplares con la misma combinación
genética nunca serían iguales por esa influencia medioambiental
(en la cual debe introducirse el factor humano).
Sus características morfológicas hacen
del canario una verdadera caja de música, en la que
si una pieza no encaja del todo, mal podremos esperar que el sonido sea
perfecto. El canario de canto requiere de un tipo, que deberá
ser observado por el criador. Cada raza de canarios de canto tiene una
estructura morfológica típica, que es la que marca, junto
a un aparato de canto especial, las diferencias sonoras ya conocidas por
los aficionados. Deberemos acudir al estándar de la raza que cultivemos
para realizar los cruces. Tan solo decir a este respecto y como característica
general de los canarios de canto, su amplia capacidad pectoral, como no
podía ser de otra forma, al albergar un sistema respiratorio muy
desarrollado. Para terminar la referencia sobre la importancia de la anatomía
del buen cantor, resaltemos que por mucha que sea la calidad genética
de un ejemplar, en lo que al canto se refiere, si no se ve acompañada
de unas condiciones físicas y de un aparato de canto adecuado difícilmente
podrá aflorar.
En lo referente a los factores externos o medioambientales,
sería pretencioso intentar hacer una relación de todos los
factores que inciden en el desarrollo del canario, dado que sería
imposible enumerarlos sin olvidarse de alguno. Por ello diremos que el
criador debe favorecer el correcto desarrollo físico de sus ejemplares,
teniendo en cuenta que en éste influyen desde la forma en que los
ceba la hembra, hasta el más ligerísimo catarro. También
deberemos procurar, como ya hemos dicho varias veces, que nada pueda desviar
a los jóvenes canarios de su repaso.
2) ¿Quién aporta más al canto de
los hijos, el padre o la madre?.
Entre los canaricultores encontramos dos posibles
respuestas a esta cuestión:
Por un lado, encontramos la que llamo postura
tradicional, que cuenta con un gran número de defensores y
que durante mucho tiempo ha sido la respuesta mayoritaria en el seno de
nuestra afición a la pregunta planteada. Los seguidores de esta
postura mantienen que es la hembra la que más influencia tiene
en el canto de los hijos o, dicho de otro modo, la que mayor información
aporta a su patrón genético de canto, no es
extraño oír o leer que la hembra influye en un 60 0/0
o más en el canto de sus retoños.
Por otra parte y basándose en los conocimientos
científicos, en especial en la Genética, encontramos
una segunda postura que, frente a la respuesta anterior, carente de fundamento
científico alguno, explica que el canario, como todo ser vivo,
recibe a partes iguales la información genética de sus progenitores.
La consecuencia lógica de esto es que la influencia en el canto
de los hijos se reparte a partes iguales, en teoría,
entre ambos padres. Otra cosa es que por factores morfológicos
o por factores externos el canto del joven canario se haya decantado hacia
uno u otro lado. Así, por ejemplo, cuando morfológicamente
el hijo se parece más a uno de los progenitores, cuyos genes habrán
dominado a los del otro, o, también, cuando éste copia la
melodía de otros ejemplares, de la línea paterna o materna.
Pueden darse dominancias de los genes que rigen la
herencia del canto de uno de los reproductores, tema del que queda mucho,
por no decir todo, que estudiar, pero esto ocurre tanto respecto a los
genes de la madre como a los del padre. No existe ninguna regla general
que apoye que la madre tiene más influencia que el padre en el
canto de su descendencia, ni al contrario. Cuando la herencia de un progenitor,
en el aspecto canoro, prima sobre la del otro, se debe a circunstancias
concretas, que no admiten generalización.
Aquellos que defienden la preeminencia de la herencia
materna sobre la paterna en el canto lo hacen al constatar el hecho empírico
y lógico de que el canto de los hijos es diferente al del padre.
Pero eso es así porque, en la mayor parte de los casos, es el fruto
de la interrelación de ambas herencias, independientemente de cuál
prime en el caso concreto, no porque la hembra aporte más que el
macho. Cuando cruzamos un canario verde con una canaria amarilla se da
una herencia intermedia, producto de la cual los ejemplares resultantes
son píos o manchados, la distribución de las zonas lipocrómicas
o melánicas se produce al azar, hay ejemplares más verdes
y ejemplares más amarillos, además, en ocasiones, aparecen
ejemplares verdes o amarillos. En el ejemplo anterior, ¿podemos decir
que la herencia materna influye más en el color de la descendencia
por presentar ésta zonas amarillas en el plumaje?. De la misma
manera, vemos que hay canarios producto de ese cruce en cuyo plumaje prima
un color u otro, sin que haya otro motivo, en principio, que el azar para
ello. Lo mismo ocurre con la base genética del canto del canario,
el azar determinará que domine la línea materna o la paterna,
o que haya una codominancia o herencia intermedia.
Podemos resumir todo lo dicho hasta ahora diciendo
que hay que tener siempre presente la teoría, pero también
tenemos que tener en cuenta que la teoría es eso, teoría,
y que en la realidad no siempre se cumple, máxime cuando hablamos
de Genética. Imaginemos por un instante que conocemos todas
las características que pueden aportar unos padres a su descendencia,
ojalá fuera posible, en este supuesto sucedería lo mismo
que si conocemos todos los números que van a integrar el deseado
Gordo de la Lotería de Navidad pero ignoramos su
orden final. El azar es caprichoso y por mucho que el ego humano
lo lamente, no está en nuestras manos el control pleno sobre los
mecanismos de la herencia. Nadie puede saber, con absoluta certeza, al
hacer un cruce, si el producto del mismo va a ser bueno, mediocre o malo.
Como se suele decir "nunca se sabe de donde puede saltar la
liebre".
IMPOTANCIA DEL METODO EN LA CRIA
De nada sirven todos los conocimientos que tengamos,
o dejemos de tener, si no somos capaces de aplicarlos en la cría
de una forma coherente. Ahí radica la importancia del método,
que brilla por su ausencia en la mayoría de los criaderos de canarios
de canto. En efecto, al criador le interesa obtener buenos canarios inmediatamente,
poco le importa la calidad de los ejemplares que posee si el primer año
no le dan campeones. El eterno problema de la canaricultura es que el
criador no se centra en el trabajo de sus ejemplares, todos los años
cambiamos los reproductores. Es más fácil echar la culpa
a los canarios que hemos utilizado como progenitores y al criador que
nos los ha vendido, que entrar en un análisis objetivo y detallado
de las posibles causas de nuestro fracaso, y es que tenemos miedo de descubrir
que, en realidad, el único problema que existe es el propio criador,
que cegado por la prepotencia del que todo lo sabe o por su inexperiencia,
no ha estado a la altura necesaria para sacar provecho a los ejemplares
que poseía. Ni que decir tiene que este tipo de canaricultor no
consigue ejemplares de calidad salvo que la diosa Fortuna se le
aparezca, lo que no ocurre muy a menudo, de todas formas, en estos casos,
la calidad desaparece de la misma forma en que apareció. En canaricultura
de canto, los criadores descritos en las líneas anteriores son
los que dudan de la heredabilidad del canto del canario y los que recurren,
en consecuencia, al uso de maestros para educar a los canarios noveles.
La importancia del método radica en que va
a ser el cuaderno de instrucciones que vamos a seguir en nuestro trabajo.
La canaricultura no debe ser entendida como un trabajo a corto plazo,
difícilmente podemos realizar un trabajo serio si nos apartamos
del camino previamente trazado por unos malos resultados iniciales. Deberemos
marcarnos un objetivo, dado que de gustos no hay nada escrito, cada criador
deberá plantearse esta cuestión y una vez que lo tengamos
trazaremos los caminos necesarios para su consecución.
SELECCION Y CRUCES
En la naturaleza, la mejora de las distintas especies
animales y vegetales se produce por medio de la selección
natural. La Madre Naturaleza, en su infinita sabiduría,
se encarga de que sólo los mejor dotados sobrevivan y se reproduzcan.
Por cruel que esto parezca, las especies tienen garantizado así
que sólo pase de generación en generación el material
genético más apropiado para conseguir su perpetuación
en un mundo, como el nuestro, en el que las condiciones de vida son cada
vez más difíciles para las especies salvajes.
En cautividad, muchos ejemplares que en plena libertad
no tendrían posibilidad alguna de sobrevivir, lo consiguen. Esto
nos ha permitido obtener especímenes mutantes de gran belleza,
cuyos días hubieran estado contados en libertad, al suponer la
mutación, por lo general, una merma de las posibilidades de camuflaje
de sus portadores; tal es el caso de las mutaciones que afectan al color
del plumaje de nuestros canarios, ¿cuánto podría aguantar
una canario amarillo o blanco en libertad sin ser pasto de los predadores?.
Si las mutaciones o variaciones producidas no perjudican a la calidad
de vida de los animales, podemos decir, en principio, que son beneficiosas.
Por contra, toda mutación o variación que provoque una merma
considerable de la calidad de vida del animal es negativa y debe evitarse
que sus portadores se reproduzcan, so pena de perpetuar estirpes animales
enfermas condenadas a un sufrimiento vitalicio. Este es el fundamento
de la selección artificial o zootécnica, eliminar
de la cría todo aquel ejemplar que no reúna los requisitos
mínimos necesarios para asegurar una descendencia sana y sin taras.
Ahora bien, hay que distinguir la selección
en base a motivos sanitarios, de la selección de ejemplares de
raza, en la que, además de tener en cuenta la primera, hay que
observar un estándar de belleza previamente determinado
por los criadores. A esto último habría que añadir
las preferencias personales de cada criador, su particular forma de entender
la raza que cultiva dentro de los parámetros establecidos por el
estándar de la misma. En resumen, la selección
zootécnica debe realizarse en atención a:
1º) La calidad de vida de los ejemplares (eliminación
de la cría de los ejemplares enfermos o con taras).
2º) El estándar de la raza.
3º) Las preferencias del criador, dentro de los límites
del estándar.
Aplicando lo anterior al objeto del presente trabajo,
deberemos, simplemente, observar lo recogido en los diferentes Códigos
de canto o estándares, a la hora de confeccionar
los cruces.
Los cruces a realizar con los ejemplares que poseamos,
se encaminarán a potenciar las características queridas
y a la eliminación progresiva de las no deseadas, mediante la discriminación
de los ejemplares que se aparten de nuestro tipo ideal (los
que muestren alguna tara física o defecto en el canto). Nunca deberemos
emplear en la reproducción ejemplares que posean un defecto, a
no ser que sean imprescindibles para nuestros planes de trabajo. En este
último caso, tan solo los criadores más experimentados están
capacitados para llevar a cabo con éxito su reproducción.
En los enjuiciamientos de los concursos no es infrecuente
ver cómo ejemplares que tienen una serie de faltas o defectos en
su canto llegan a tener puntuaciones altas y que incluso obtienen algún
premio. Hay que distinguir lo que es la valoración del canto de
un canario en un concurso de lo que es la valoración del mismo
de cara a la cría. En los concursos, el juez debe limitarse a aplicar
un reglamento o estándar y a valorar el canto de
los canarios en atención al mismo, consideraciones importantísimas
a la hora de la reproducción quedan la mayoría de las veces
fuera de la estricta labor de enjuiciar un canario en los concursos y
es por ello por lo que muchas veces no coinciden las puntuaciones con
la verdadera valía de un canario como reproductor.
Imaginemos dos canarios, uno de extenso repertorio que
muestra un gran dominio de parte de su partitura pero que en otra no puede
desarrollar los giros de forma satisfactoria (con defectos) y resta musicalidad
al conjunto y otro de repertorio menos variado pero realizado de forma
sobresaliente y sin falta alguna, con todo, supongamos que este segundo
ejemplar tiene menos puntuación que el primero. ¿Qué ejemplar
es el más adecuado como reproductor?. Sin duda alguna, y en la
mayoría de las ocasiones, debemos utilizar en la cría el
segundo, aquél que si bien no tiene un canto demasiado variado
posee un repertorio sin defectos que nos permitirá realizar un
trabajo con mayores garantías de éxito, ya que es más
fácil obtener ejemplares de alta selección partiendo de
la calidad que no de la cantidad. Si nuestros canarios tienen un canto
de calidad y sin defectos no tardaremos mucho en conseguir un mayor repertorio.
Por contra, si partimos de un ejemplar que posee defectos en su canto,
lo más normal es que éstos se multipliquen en la descendencia
si el criador no es lo suficientemente hábil a la hora de plantear
sus objetivos en la cría.
La conclusión de lo anteriormente expuesto es
que no debemos engañarnos por las puntuaciones obtenidas por nuestros
ejemplares, no utilicemos éstas como principal elemento de juicio
a la hora de seleccionar nuestros reproductores, antepongamos un análisis
frío y objetivo de las características canoras y morfológicas
de cada canario. En ocasiones, el canario con mayor puntuación
no es potencialmente el mejor reproductor. El secreto del éxito
en la cría de canarios de canto se basa en ser enormemente selectivo
con lo que se echa a criar.
Una vez realizada la selección de los reproductores,
en atención a los criterios arriba expuestos, hay que ver las distintas
posibilidades que tenemos a la hora de hacer los cruces. No vamos a señalar
esquemas generales de cruces ya que consideramos que cada criadero tiene
una problemática distinta y los esquemas válidos en unos
pueden no serlo en otros, atendiendo siempre a los ejemplares que se posean
y sus características concretas. Nos limitaremos a hacer una pequeña
y simplificada clasificación de algunos de los distintos tipos
de cruces que podemos realizar con nuestros canarios. Si el lector coteja
la siguiente clasificación con las que figuran en los manuales
de Reproducción Animal, se dará cuenta de que hay
algunas divergencias, fruto de nuestra intención simplificadora:
Cruces Consanguineos
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Cruces NO Consanguineos
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Directos
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De refresco
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Indirectos
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Por semejanza
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De corrección
|
Cruces Consanguíneos: Son aquellos
realizados entre ejemplares a los que unen lazos familiares, o, dicho
de otra forma, ejemplares provenientes de un tronco común de ascendientes.
Llamaremos cruces consanguíneos directos a los realizados
para fijar las características de ejemplares determinados,
mediante cruces lineales ascendentes (con padres, abuelos...), descendentes
(con hijos, nietos...), o colaterales (entre hermanastros). Cruces
consanguíneos indirectos serán aquellos por los que
se busca no la fijación de los caracteres de un pájaro concreto
sino las características propias de una línea de
canto, entendiendo como tal una familia de canarios con unas características
genéticas propias y determinadas, que se manifiestan en la práctica
totalidad de los ejemplares a ella pertenecientes. Los cruces consanguíneos
indirectos suelen realizarse cuando el ejemplar que va a ser objeto
de un cruce consanguíneo directo muere y es sustituido,
como mal menor, por otro ejemplar de la misma familia (es el caso de los
cruces entre primos y entre tíos y sobrinos, en sus diferentes
grados). Estos cruces a los que hemos denominado indirectos no
son recomendables, salvo en caso de necesidad, al suponer, en cierta forma,
una desviación del trabajo que se está realizando, generalmente
basado en los ejemplares concretos y no en las familias o líneas
de canto.
Cruces no consanguíneos o abiertos:
En canaricultura de canto se utilizan para iniciar una nueva línea
de canto o para refrescar una línea ya existente
en la que la consanguinidad empieza a ser excesiva. Distinguimos entre
los cruces de refresco, propiamente dichos, cuyo objetivo
es disminuir el índice de consanguinidad; cruces por semejanza,
que pretenden potenciar la característica o características
comunes de ambos ejemplares, por lo menos en el aspecto que nos interese;
y los cruces de corrección, basados en la ley de la
compensación y que consisten en el apareamiento de dos ejemplares
de características diferentes con el fin de que éstas se
compensen y eliminar así las características no queridas.
LA CONSANGUINIDAD
La consanguinidad es admitida por prácticamente
la mayoría de los canaricultores como uno de los mejores medios
para trabajar los canarios de canto. Nos ayuda a fijar las características
deseadas y nos permite crear diferentes líneas de canto, pero también
tiene sus inconvenientes. Mediante la consanguinidad fijamos y propiciamos
la presencia de las virtudes, pero, si el criador no sabe dosificarla,
también propiciamos la aparición de aquellas taras ocultas
y su perpetuación. Es un hecho probado que el abuso de la consanguinidad
trae nefastas consecuencias, por eso es necesario saber en qué
momento introducir el cruce de refresco, que no será cuando
empiecen a aparecer los problemas, ya que entonces será tarde,
sino en el momento anterior en el que creamos necesario: ahí es
donde se demuestra la experiencia y la habilidad del criador.
El uso adecuado de la consanguinidad produce unos
beneficios, más o menos inmediatos, que con el tiempo van siendo
menores hasta que se produce un estancamiento en la mejora, seguido de
la temida depresión consanguínea. El refresco debe
realizarse antes de que se produzca esa fase de retroceso, pues de no
hacerse así las esperanzas de salvar la línea se
reducen al mínimo.
Creo que no pueden darse reglas generales sobre en
qué momento concreto hay que introducir el refresco, cada
línea de canarios tiene una fortaleza distinta. Hay ejemplares
que tras un primer cruce consanguíneo ya salen tarados y otros
que a pesar de años de consanguinidad no muestran todavía
sus efectos negativos; todo depende de la fortaleza de los ejemplares
con que iniciemos el trabajo y de las características negativas,
en todos los aspectos, que porten en su genotipo.
Tengamos presentes algunos de los efectos del abuso
de la consanguinidad:
-Taras físicas: principalmente problemas óseos
y malformaciones en las patas.
-Debilidad general: considerable reducción de
las defensas del organismo y su consiguiente predisposición a padecer
todo tipo de enfermedades.
-Problemas de fertilidad y elevada mortalidad de embriones
y pichones.
-Considerable merma de la aptitud para el canto.
-Ataques epilépticos.
Males evitables todos ellos, que hacen más necesaria
todavía, para prevenirlos, la ayuda de los criadores experimentados
a los noveles.
IMPORTANCIA DE LOS PEDIGRIES
El uso de los pedigríes o árboles genealógicos
está cada vez más extendido entre los canaricultores, sea
cual sea la raza o variedad que cultiven. Los criadores de canarios de
canto no son una excepción y el pedigrí se ha convertido
por méritos propios en un elemento indispensable en el intercambio
de ejemplares entre los canaricultores de élite.
Es cierto que esta práctica todavía no
es realizada por la totalidad de los aficionados, pero el número
de sus defensores va en aumento y llegará un día, por lo
menos eso sería lo deseable, en el que nuestros pedigríes
tendrán la misma importancia y validez que tienen, por poner un
ejemplo, en el mundo de la cría de perros de raza. Sin duda es
un campo en el que las asociaciones y federaciones ornitológicas
tendrán mucho que decir, ya que son esas instituciones las que
deberán determinar el marco estatutario en el que ha de basarse
el registro de los ejemplares de cada criador que esté interesado
en dar validez oficial al pedigrí de sus canarios. Los pedigríes
en el momento actual, al no tener el respaldo oficial de asociaciones
y federaciones, se basan en la buena fe de los canaricultores, motivo
por el cual debemos confiar en la misma.
Los pedigríes son, además, un arma sumamente
eficaz contra el halo de secretismo que invade muchos criaderos y contra
la inseguridad en la que muchos aficionados noveles se mueven al adquirir
sus primeros canarios de raza, al carecer de garantías suficientes
respecto a la pureza racial de los mismos. Pero sobre todo, del pedigrí
se puede extraer información sumamente valiosa sobre su propietario.
Podemos conocer su ascendencia, cómo trabaja el criador (qué
tipo de cruces ha realizado), el grado de consanguinidad del animal y
otro tipo de información útil a la hora de confeccionar
nuestros propios cruces. Si además conocemos bien los ejemplares
que figuran en el pedigrí y sus características más
relevantes, podremos extraer las características que priman o deberían
primar y, sobre todo, en atención al objeto de este trabajo, las
líneas de canto que predominan en el canario objeto de análisis.
Naturalmente, si no tenemos un gran conocimiento
de los ejemplares que constan en el pedigrí o éste no está
acompañado de notas informativas o aclaratorias del criador, para
facilitar la labor interpretativa, lo que tendremos en nuestras manos
no será más que una ficha en la que hay escrita una sucesión
de números de anillas, que fuera de informarnos sobre el tipo de
cruces realizados, no nos servirá absolutamente para nada, sólo
para tener una garantía sobre la pureza racial del ejemplar en
cuestión, que en algunos casos no será poco.
CONCLUSION
A lo largo de las líneas precedentes hemos tratado
temas relacionados con los canarios de canto en general, y, sobre todo,
nos hemos olvidado de las interminables y habituales discusiones que rodean
a esta bonita rama de la Ornitología Deportiva y frenan su desarrollo.
Espero que este modesto trabajo sirva de precedente para encaminar en
otra dirección la tónica seguida en los últimos tiempos
y conseguir afianzar la canaricultura de canto cualitativa y cuantitativamente.
Personalmente, considero que los aficionados de buena
fe deben ocuparse en enriquecer y fortalecer los lazos comunes que unen
a todos aquellos que amamos el canto del canario en cualesquiera de sus
razas y variedades canoras. Hay muchas cosas que nos unen, más
de las que muchos piensan, y nuestro futuro está, en cierta forma,
entrelazado, por ello estamos en la obligación de entendernos y
ayudarnos en todo aquello que nos sea posible para devolver a la canaricultura
de canto al lugar que ocupaba no hace muchas décadas.
© Miguel
Angel Martín Espada
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