Consideraciones previas.
La base del presente escrito la constituye un artículo
inédito que escribí en el pasado año 2001,
cuando una serie de indicios observados durante la temporada de
concursos 2000/2001 hacía presagiar una corriente de opinión
definitiva y favorable al reconocimiento de nuestros canarios de
canto basado en giros de ritmo discontinuo como raza independiente
del Timbrado Español. Durante todo el año 2001
fueron varias las gestiones realizadas para pulsar la opinión
de los aficionados, entre otras se realizó una encuesta en
Internet y se empezó a confeccionar un censo de criadores.
Todo parecía indicar que la idea empezaba
a tener visos de poder materializarse con buen fin a cortomedio
plazo, incluso el C.N.J./F.O.C.D.E. iba a regular reglamentariamente
los trámites a seguir para el reconocimiento de nuevas razas
en el ámbito nuestra Federación y muchos de los timbradistas
que nos invitaban a crear la nueva raza desde F.O.C.D.E.
empezaban a desdecirse y a defender que el canario de ritmos discontinuos
era tan Timbrado como el que ellos cultivaban, posiblemente
temerosos de que, si se reconocía definitivamente la raza,
muchos criadores se decantarían por el cultivo de esta última
en detrimento del siempre polémico Timbrado Español;
no conviene olvidar que el Timbrado intermedio F.O.C.D.E.
hubiera quedado en tierra de nadie, entre el Timbrado F.O.E.
y el canario de ritmos discontinuos, dándole a F.O.E.
un arma de incalculable valor en sus ya históricas reivindicaciones
de pureza racial ante la C.O.M.
Pero llegaron los concursos y con ellos el
contacto directo con los aficionados que parecían estar llamados
a jugar un papel preponderante en el reconocimiento de la raza y,
lo que es más importante, con sus ejemplares, como signo
palpable de lo que éstos entendían como canario de
canto de ritmos discontinuos. Los comentarios leídos en el
foro de "www.timbrado.com" hacían
temer dos cosas: la primera que no se tenía claro cómo
era en realidad el genuino canario de ritmos discontinuos; y la
segunda una más que justificada sospecha del ánimo
puramente comercial con el que algunos criadores estaban enfocando
el asunto.
Pues bien, las sospechas se confirmaron en ambos
casos. Muchos criadores identificaban la nueva raza bien con el
Timbrado de canto intermedio o bien con el mixtificado canario
de canto asilvestrado que se está imponiendo en el tercio
norte peninsular, Murcia y parte de Andalucía,
no siendo éste el objetivo que se perseguía; al menos
por el grupo de canaricultores entre los que se encuentra el que
suscribe.
Tocaba replantearse si, en realidad, no estábamos
haciendo todo el trabajo para que luego volviera a pasar lo mismo
que ocurrió en el seno del Timbrado Español;
mas que en este caso la pugna habría sido con los silvestristas,
corriente claramente mayoritaria gracias a la labor desempañada
en los últimos seis años por sus precursores. Asimismo,
también se pudo comprobar que un cualificado número
de criadores había empezado a lucrarse con el mero hecho
de anunciarse en Internet y en diferentes revistas como criadores
de canarios de canto español y atrayendo así la atención
de muchos incautos y confiados aficionados que demandaban reproductores
de ritmos discontinuos.
La gota que colmó el vaso para el autor
de estas líneas la representó su actuación
como jurado calificador en cierto concurso en el que concurrían
algunos de los criadores que más escribían sobre la
nueva raza. La comprobación de que se pretendía imponer
en la nueva raza el tipo de canario de canto mixtificado y precipitado,
voces gangosas y rozadas, con un repertorio más propio de
jilgueros y pardillos de mala calidad que de un canario de canto
y con marcado abuso de cruces y recruces con canario silvestre,
hizo que me desmarcara de aquellos que querían el reconocimiento
de la nueva raza. Muy a mi pesar, ya que personalmente creo que
el canario de ritmos discontinuos es una raza con personalidad propia
que nunca debiera haberse amparado en el Timbrado Español,
no estaba dispuesto a contribuir a reconocer la raza para que los
defensores del canto asilvestrado impusieran sus criterios de selección.
A mayores, por curioso que parezca y a pesar de haber sido uno de
los impulsores del proceso de reconocimiento de la nueva raza, el
locuaz, brillante y carismático máximo exponente del
silvestrismo escribía un duro escrito en contra del
reconocimiento de la misma, desdiciéndose y dejando en dudosa
posición a aquellos que inducidos por sus elocuentes dictados
se habían mojado y manifestado públicamente
su adhesión al reconocimiento de la segunda raza de canarios
de canto española; quizás el verdadero motivo de este
escrito, publicado en el catálogo de uno de los concursos
más importantes de España, sea el de que algunos pretendíamos
que el proceso que llevara al reconocimiento de la nueva raza se
hiciera por el colectivo de criadores, sin protagonismos, ni individualismos,
un trabajo de equipo en el que nadie pudiera autoproclamarse abanderado
y salvador de la patria; sin olvidar que, posiblemente, de
haberse hecho las cosas bien, el canto asilvestrado, al menos
en sus concepciones más radicales, habría sido puesto
en el lugar que se merecía: fuera de la nueva raza, por supuesto.
En fin, cada cual con su conciencia, el tiempo pondrá a cada
cual en el lugar que le corresponde.
Desgraciadamente, tal y como están las
cosas en la canaricultura de canto española, teniendo en
cuenta la ambigüedad del estándar del Timbrado Español
F.O.C.D.E. y la forma en la que éste ha terminado
minando los cimientos del genuino canario de ritmos discontinuos,
el reconocimiento de este tipo de canarios como raza independiente
es una utopía que debemos agradecer, principalmente, a aquellos
que han provocado, por acción u omisión, el florecimiento
de los canarios de canto asilvestrado. Nadie pone en duda que algunos
de los padres del canario de ritmos discontinuos cruzara sus cepas
con canario silvestre, sea para refrescar, sea para introducir matices.
Es decir, como medio para llegar a un fin, refrescar o mejorar las
cepas de canario de ritmos discontinuos que ya se tenían;
no como ahora, que el medio se ha convertido en fin. Antes, según
se me enseñó, cuando se cruzaba con silvestre, se
retrocruzaba con doméstico de ritmos discontinuos durante
un mínimo de cuatro generaciones para reducir el riesgo de
rebotes fenotípicos. En la actualidad el fin consiste, para
muchos, y aunque públicamente se niegue, en fijar las características
de los mestizos de segunda y tercera generación, cruzándolos
entre ellos, con lo que, con el paso de los años, seguimos
escuchando ejemplares de canto absoluta y completamente asilvestrado,
cual segunda e incluso primera generación, sin que en el
árbol genealógico aparezca ya un silvestre en siete
ú ocho generaciones.
Atendiendo a las peticiones de algunos de los
pocos amigos y personalidades de nuestra Canaricultura que tuvieron
ocasión de leer el original del que trae causa el presente,
vayan las líneas que a continuación siguen como testimonio
de una convicción utópica que no habría tenido
por qué ser tal, siendo su ánimo puramente ilustrativo,
no pretendo, en el estado actual del problema, otra cosa.
1.- Introducción.
Aunque a muchos criadores, sobre todo extranjeros,
les resulta sorprendente la pugna existente en el seno de la canaricultura
de canto española, ésta es tan antigua como la
historia de nuestra canaricultura deportiva moderna. El enquistamiento
de la problemática que desde sus orígenes arrastra
nuestra canaricultura de canto se debe en gran parte a la idealización
que en su día se hizo del cuasi mítico canto
del canario del País y que desembocó en dos
modelos completamente diferentes de canario. Al concurrir ambos
modelos, por diferentes circunstancias, en el estándar del
Timbrado F.O.C.D.E., se inició una polémica
que ha sido utilizada en diferentes momentos de la historia de nuestra
Ornitología Deportiva como arma arrojadiza
por las dos principales federaciones nacionales (F.O.C.D.E.
y F.O.E.), lo que explica, per se, el temor reverencial
que la cuestión timbradista ha provocado desde siempre
en los estamentos políticos de la canaricultura.
Ejemplo de que el Timbrado se usa todavía
hoy como estandarte federativo lo comprobamos al leer los escritos
publicados por los principales exponentes del Timbrado F.O.E.
en diferentes revistas ornitológicas españolas ("Pájaros",
"España Ornitológica"
y la recién aparecida revista de F.O.E. "Las
Aves") en los que el Timbrado F.O.C.D.E.
es criticado por apartarse de la genuidad y pureza racial encomiablemente
defendida por el Colegio Oficial de Jueces/F.O.E. Podremos
no compartir sus postulados, pero no dejamos de reconocer que la
Comisión Técnica de Timbrado del C.O.J./F.O.E.
ha demostrado una coherencia que para sí quisiera la del
C.N.J./F.O.C.D.E., que, a pesar de disponer de medios humanos,
técnicos y económicos más numerosos, ha sido
incapaz de coger el toro por los cuernos y de afrontar con
seriedad, coherencia y unidad de criterios los problemas derivados
de la enorme diversidad canora propiciada por el concepto ambiguo
y aglutinador del Timbrado de nuestra Federación;
convirtiéndose esta diversidad, a pesar de haber considerado
este autor, hasta hace no mucho tiempo, que en ella radicaba la
verdadera esencia y grandeza del Timbrado F.O.C.D.E., en
el auténtico PROBLEMA, con mayúsculas, de éste.
El Código del Timbrado de F.O.E.
ha variado poco respecto al elaborado por Alejandro Garrido
en 1950 y menos aún si lo comparamos con el aprobado por
la C.O.M. en 1962, lo que implica un modelo de canto definido
y fácilmente identificable hasta por profanos en la materia,
ello confiere al Timbrado F.O.E. un sello de identidad racial
del que, lamentablemente, se carece en F.O.C.D.E.; ya que
nuestros Códigos se han caracterizado desde 1976 por un ejercicio
de malabarismo político para contentar a las diferentes tendencias,
pecando por ello de una indefinición que hace prácticamente
imposible que alguien ajeno a la raza pueda intuir siquiera qué
caracteriza su canto. Esa y no otra es la razón por la que
a pesar de que nuestro estándar es el reconocido oficialmente
por la C.O.M. los aficionados extranjeros prefieran el estándar
F.O.E.
2.- Antecedentes históricos.
Será preciso que vayamos hacia atrás
en el tiempo, a la España de la posguerra,
concretamente a finales de la década de los años cuarenta.
Entre finales de los cuarenta y principios
de los cincuenta, partiendo del indefinido canario del País(1),
que a pesar de su mitificación no dejaba de ser más
que el canario común criado en España, se empezó
a trabajar en pro de la consecución de un canario de canto
que fuera representativo de la Canaricultura nacional. Si
bien el objetivo era uno, dos fueron los caminos elegidos para conseguirlo,
caminos que, lejos de converger, con el tiempo fueron separándose
más y más, hasta el punto de que desembocaron en modelos
de canto claramente antagónicos.
En F.O.E., de la mano, principalmente, de
Garrido, Serrano, Crespo, Pulido y Lacomba,
se seleccionó un canario de canto metálico, alegre,
variado y de repertorio estereotipado, primando la emisión
de giros de texto fonético limitado fácilmente identificables,
entre los que destacaban los timbres, el CHAU y el PIAU, considerados
básicos y hereditarios y que conferían gran homogeneidad
al conjunto de los ejemplares. Como la base de la canción
de este tipo de canario eran los timbres se le denominó Timbrado
Español.
Paralelamente a ese trabajo, en el Grupo de
Pájaros del Sindicato Nacional de Ganadería,
se llevaba a cabo otro muy diferente tendente a la consecución
de un canto basado en los giros de ritmo no continuo y texto fonético
ilimitado, preconizado por Drove, Ruiz, Rico,
Pérez Manso, Ecalle y Bouzo, que buscaban canarios
que destacaran por sus dotes interpretativas y cuyo canto fuera
valorado por sus cualidades y excelencias musicales. Este era el
canario de Canto Español o Cantor Español,
cuyo referente eran ciertos canarios criados a principios de siglo
en algunas comarcas catalanas y de los que sólo quedaban
referencias idealizadas de aquellas personas que los habían
conocido, como era el caso de Drove, originario de Vich.
Mientras en Asturias se iban sentando poco
a poco las bases de su canario de canto, en la capital del Reino
se iba más deprisa y se trabajaba a destajo. La consecuencia
fue que F.O.E. presentó en primer lugar el fruto de
su trabajo y se llevó el gato al agua, consiguiendo
que su canario fuera reconocido internacionalmente; ya entonces
en F.O.E. se actuaba de forma más eficiente, en lo
que al Timbrado se refiere, que en el precursor de la actual
F.O.C.D.E.
Ante el reconocimiento del Timbrado F.O.E.
y dado que éste se presentaba como la culminación
del proceso selectivo del canario del País, se alzaron
las voces de los que defendían que el auténtico y
genuino canario del País no era el Timbrado
de la F.O.E., que si había un tipo de canario merecedor
de ser considerado como descendiente de aquél ese era el
asturiano.
Si bien oficialmente se ha defendido que el
Timbrado es fruto de la selección del canario del
país y que este último era el descendiente doméstico
más directo y puro de los primeros canarios silvestres criados
en cautividad en España, mantener el status quo
del canario del País o, dicho de otro modo, que éste
no fue cruzado con otras razas de canarios seleccionadas y fijadas
desde hacía varios siglos en el extranjero es simple y llanamente,
desde un punto de vista histórico y pese a quien le pese,
indefendible.
Que el canto de los llamados herederos
del canario del País se consiguió no sólo
a través de la selección, creo que no debiera extrañar
a nadie que tenga ligera idea de canaricultura de canto.
De hecho, el fracaso del intento del reconocimiento internacional
del Timbrado en el año 1956 en Barcelona se
debió a que los expertos internacionales consideraron que
se trataba del producto no depurado de cruces de canario silvestre
y Roller, con demasiada semejanza todavía con el canto
del canario común, internacionalmente conocido como chopper.
Pero si los canaricultores madrileños
utilizaron el Roller, o al menos partieron de ejemplares
cruzados originariamente con la raza alemana (ante la supuesta escasez
de ejemplares puros del País) y el canario
silvestre, ¿cómo consiguieron los asturianos su canario
del País de canto basado en los giros de ritmo no continuo
y, por tanto, de características antagónicas al madrileño?
Es posible que la respuesta a la pregunta que
acaba de ser planteada jamás pueda ser contestada con absoluta
certeza. Los orígenes del canario asturiano son oscuros,
ni los propios asturianos se ponen de acuerdo en el mismo. Se habla,
a modo de ejemplo, de cruces con otras especies, llegadas de allende
los mares, de educación con aves canoras campestres, tan
abundantes en el Principado, de cruces con canarios silvestres,
Roller línea Gluck, razas de postura, Malinois,
etc., etc. Se puede afirmar, sin el menor genero de dudas, que el
canario asturiano ni apareció por generación espontánea
ni fue únicamente fruto de la selección del canario
del País. No fueron los madrileños los únicos
que realizaron cruces. Si se estableciera mediante el análisis
de su ADN el origen del canario de canto asturiano, posiblemente
nos llevaríamos muchas sorpresas, entre otras, quizás,
que el supuesto papel jugado por el canario silvestre en
el origen de esta variedad de canto no sea tan importante como el
que algunos nos quieren hacer creer y que no sea precisamente aquél
el que hiciera diferentes a los canarios asturianos (2).
Volviendo a principios de los años sesenta
y después de lo dicho, resulta fácil comprender por
qué el canario de canto asturiano no tenía cabida
en el estándar del Timbrado F.O.E., se trataba
de otra variedad. Lejos de reconocer esta realidad y de plantearse
el reconocimiento racial de sus canarios, los defensores del canario
asturiano se obcecaron con la idea de que su canario era el auténtico
heredero de los antiguos canarios del País y el único
con méritos suficientes para representar a la canaricultura
de canto española frente al según ellos bastardeado
Timbrado F.O.E.
Mientras F.O.E. se convirtió
en garante de la pureza racial del Timbrado, en el Grupo
de Pájaros y su sucesor la A.O.N.S., los defensores
del Cantor Español fueron imponiéndose, ayudados
por los jueces y aficionados de Andalucía, que ya
en aquella época optaron por un tipo de canario de canto
ecléctico que conjugaba las virtudes de ambas variedades
de canto. Ejemplo de esta entente fue el Código
de Córdoba de 1976, que se refería a la raza
como canario de Canto Español (Timbrado) y el principio
de la explicación de la denominación Timbrado
por el timbre de voz metálico de la raza y no por
la emisión de timbres.
Desde entonces, en el seno de nuestra federación
han coexistido no ya dos sino tres tendencias, convirtiéndose
la intermedia, hoy por hoy, en la criada mayoritariamente; desplazando
al propio cantor español en muchos criaderos de su
Asturias natal.
3.- La triple personalidad del Timbrado F.O.C.D.E.
La coexistencia no ha sido del todo pacífica,
ya que cíclicamente se han desatado pugnas internas entre
los criadores de una u otra variedad por conseguir imponer su tipo
de canto sobre los otros. Ejemplo de esto lo representa lo acontecido
cuando se integró la A.C.E., con sus jueces F.O.E.,
en la A.O.N.S. y que tras varios años de crispación
y acalorados enfrentamientos entre Albino Fernández Terán,
defensor de los criterios A.C.E.-F.O.E., y Rafael Martínez
Bouzo, acabó en el nombramiento de una Comisión
Gestora en la Comisión Técnica de Timbrado
de la ya F.O.C.D.E.; esta comisión elaboró
el Código de Canto de 1987, cuyo texto reprodujo casi
íntegramente el del Código de Córdoba
de 1976.
Con tal panorama resulta plenamente comprensible
la situación del Timbrado en el seno de nuestra federación
y la falta de interés por solucionar los problemas de la
raza, ya que cualquier movimiento que se realiza para tratar de
clarificar el panorama rompe el ya de por sí delicado equilibrio
que la sostiene e inicia la caza de brujas de los que osan
cuestionar el orden establecido. Poco a poco en F.O.C.D.E.
se está imponiendo un tipo de Timbrado ecléctico
y políticamente correcto que gusta a la mayoría
pero que, en realidad, no responde a los parámetros de selección
de ninguna de las dos variedades primitivas, por ello es criticado
tanto por los puristas del Timbrado F.O.E. como por
los puristas del canario de canto floreado.
Es en este contexto, en la era de la información
e Internet, en el momento de mayor expansión del Timbrado
en América y Europa, en el que planteamos que
ya es hora de asumir nuestras responsabilidades, de llamar
a las cosas por su nombre y de que tratemos de arreglar la situación.
Por ello es preciso clarificar qué es el Timbrado Español
y qué es el cantor español o canario de canto floreado
para que ambos puedan seguir con su progreso y evolución,
sin ponerse mutuamente la zancadilla; en esa tarea es la historia,
como hemos visto, la que nos da la respuesta.
Resulta evidente qué es lo que define
al genuino y auténtico Timbrado Español y si
hacemos un estudio objetivo tendremos que llegar a la conclusión
de que los únicos que tienen claro este punto son los jueces
y criadores de la F.O.E., que llevan cincuenta años
diciendo que la base genética del canto de su canario son
los timbres, los CHAUS y los PIAUS, con el complemento
de una serie de giros, más o menos importantes, que se combinan
con los básicos para crear canciones que se ajusten lo más
posible a la planilla estándar; diseñada, al contrario
de la planilla F.O.C.D.E/C.O.M., para que el ejemplar emita
en su canto cuantos más giros de la misma mejor (muestra
de ello es que uno de los criterios de desempate F.O.E. es
el mayor o menor número de casillas de la planilla cubierto).
Por el contrario, el canario floreado
basa su canto en la improvisación, en su capacidad de crear
y combinar en canciones musicalmente complejas y atractivas infinitos
sonidos de ritmo no continuo, timbre variado y texto fonético
ilimitado. La emisión de giros de ritmo continuo (timbres
y rodadas) y de ritmo no continuo de texto fonético limitado
(cascabel, castañuela, Chaus, Piaus, Campana, etc.) confiere
a las canciones de los canarios que los realizan una apariencia
de semejanza canora de la que carece nuestro canario, cuya tarjeta
de presentación es, precisamente, la diversidad en estado
puro. Se trata, en suma, del canario cantor por excelencia, un ejemplar
creado para componer y que por ello requiere de una selección
genética especialmente exigente: no basta sólo con
elegir a los ejemplares que posean los aparatos de canto más
adecuados sino que además deben demostrar su talento para
utilizarlo de la forma más eficiente desde el punto de vista
musical.(3)
4.- Una raza con personalidad propia.
Por la variedad y diversidad canora de este tipo
de canario, cabría pensar que se trata de un canario de canto
indefinido y, por tanto, inmerecedor de ser considerado como genuina
raza de canto, pero nada más lejos de la realidad. La homogeneidad
canora de los ejemplares de la raza se basa en la especialización
en los giros de ritmo no continuo, principalmente los de ritmo discontinuo
(cuatro ó menos sílabas emitidas por segundo), ninguna
de las razas de canarios de canto existentes está seleccionada
sobre la base de la emisión exclusiva de los giros de ritmo
no continuo; los giros de ritmo continuo (timbres, rulos, rodadas,
etc.) juegan un papel importante tanto en el Roller, como
en el Malinois y el Timbrado, pero en la raza que
nos ocupa su emisión implicaría penalización
e, incluso, descalificación.
Características raciales:
La apariencia física de esta raza
difiere poco de la del resto de canarios de canto. Nos encontramos
ante un canario de apariencia robusta, tamaño medio, cabeza
grande, cuello corto (casi inexistente), pecho ancho, cola no muy
larga, patas cortas y plumaje liso y compacto. En lo que se refiere
al color, en principio, se admiten todos siempre que no presenten
factor rojo. No obstante, fuera del verde, el gris o pizarra,
el bruno -erróneamente llamado por muchos aficionados isabela-,
el amarillo, el blanco y los respectivos píos, hay que desconfiar
y pensar en la posibilidad de cruces con canarios de color. Se admiten
los ejemplares moñudos.
En lo que se refiere al canto, se trata
de canarios de timbre de voz brillante, registro tonal alto o medio-alto,
imprescindible buena dicción, cadencia o ritmo de emisión
pausado, máxima musicalidad (puesta de manifiesto a través
del pleno dominio de sus facultades vocales y amplio registro tonal)
y repertorio rico y variado basado exclusivamente en los giros de
ritmo no continuo, con predominio de los de ritmo discontinuo sobre
los semicontinuos. La emisión del canto en tonos medios y
bajos, acompañada de la realización de un exceso de
giros propios de otras razas, como el apoyo de la canción
en giros de ritmo continuo o en giros de agua, es un indicio de
cruce o desviación del estándar que conllevará
la descalificación en el concurso del ejemplar en cuestión.
Podemos clasificar los giros que conforman
el canto de diferentes maneras, aquí utilizaremos cuatro
clasificaciones:
- POR EL RITMO DE EMISION.
Atendiendo a la cadencia o velocidad de emisión
de las diferentes sílabas o partes del giro hablamos de:
- Giros de ritmo continuo: Son aquellos en los que el oído
humano no puede apreciar separación alguna entre las diferentes
sílabas que conforman el giro, debido a que el número
de las mismas emitido por segundo es muy elevado (10 ó
más) y se produce un efecto de continuidad del sonido favorecido
por las especiales características sonoras de la consonante
"r". La emisión de este tipo de giros
conllevará la penalización o descalificación
de los ejemplares que los realicen.
- Giros de ritmo semicontinuo: Son aquellos en los que
apreciamos cada una de las sílabas del giro, pero que apenas
hay separación o descanso entre su emisión (de 5
a 9 sonidos por segundo).
- Giros de ritmo discontinuo: Variaciones en las que la
emisión de sus diferentes partes se realiza de forma claramente
espaciada, podríamos decir que el canario descansa entre
sílaba y sílaba (Este tipo de giros se emite a una
cadencia mínima aproximada de unos cuatro sonidos por segundo).
- POR EL TIMBRE O COLOR.
Por las peculiaridades sonoras de los giros distinguimos
entre:
- Giros metálicos: Cuyo sonido recuerda al que producen
los materiales metálicos.
- Giros huecos: Su sonido nos recuerda al producido por
objetos huecos, por ejemplo, al golpear con los nudillos una cajita
de madera vacía.
- Giros acuosos: Recuerdan el sonido del agua, en diferentes
situaciones.
Los tres tipos anteriores son los principales,
pero también podemos encontrar otros colores vocales.
- POR SU TEXTO FONÉTICO.
- Limitados: Aquellos giros que vienen definidos por la
emisión de consonantes y vocales típicas determinadas.
- Ilimitados: Aquellos giros en cuya composición
fonética pueden intervenir todas las consonantes y vocales.
- Parcialmente limitados: Aquellos giros en cuya composición,
a pesar de poder intervenir todas las consonantes y vocales, siempre
escucharemos unas consonantes y vocales determinadas.
- POR SU COMPOSICIÓN.
Por la composición de los sonidos que conforman
cada giro, hablaremos de:
- Giros Simples: Los formados por sonidos monosilábicos
o polisilábicos en los que sólo intervienen consonantes
en la primera sílaba.
- Giros Compuestos: Los formados por sonidos polisilábicos,
con la excepción vista en los giros simples.
Los diferentes giros pueden ser realizados
con modulaciones ascendentes, descendentes u onduladas, con lo que
la melodía del canario gana en belleza y dificultad.
Avanzando en el conocimiento del canto, ha
llegado el momento de presentar y proponer un posible estándar:
GIROS POSITIVOS(4)
Floreos simples......................30 puntos
Floreos compuestos...............33 puntos
Cloqueos................................12 puntos
Giros de agua simples.............9 puntos
Giros de agua compuestos.....16 puntos
Total.....................................100 puntos
GIROS NEGATIVOS*
Rascadas..............................3 puntos
Nasalidad.............................3 puntos
Estridencias.........................3 puntos
Rodadas**...........................3 puntos
CATEGORÍAS
1ª De 90 a 100 puntos
2ª De 80 a 89 puntos
3ª De 70 a 79 puntos
INSUFICIENTE menos de 70 puntos
* La penalización de dos ó mas giros
negativos será causa de descalificación automática.
** El exceso y apoyo del canto en los
giros de ritmo continuo será causa de descalificación
y no de penalización. En una segunda fase, a medio - largo
plazo, la emisión de giros de ritmo continuo desaparecerá
como falta y será causa de descalificación directa.
Este estándar rompe con el tradicional
sistema de puntuación del 3-6-9 de Wolf y se decanta por
un tipo de planilla-estándar, de concepción más
próxima a los estándares de postura; partimos de un
tipo de canto ideal de la raza. A pesar de que los ejemplares deben
emitir giros representativos de casi todos los tipos previstos en
el estándar para alcanzar las puntuaciones más altas,
la asignación de puntos otorgada a cada grupo dependerá
de la importancia cualitativa de los mismos dentro del canto del
canario, ya que en el análisis y valoración del canto
tendremos en cuenta, ante todo, la perfección de la voz,
la pureza de dicción de los sonidos emitidos, su musicalidad
y, por último, el repertorio como elemento que personaliza,
caracteriza y define a la raza.
Los giros pueden dividirse en tres grupos según
su importancia cualitativa, que no cuantitativa, en el estándar:
- GIROS PRINCIPALES O SUPERIORES:
- Floreos simples
- Floreos compuestos
- GIROS MEDIOS O BUENOS:
- Giros de agua compuestos
- Cloqueos
- GIROS INFERIORES O ACEPTABLES:
- Giros de agua simples
5.- Conclusión.
Como ya he indicado al principio, estas líneas
constituyen una modesta opinión personal sobre la hipotética
segunda raza de canarios de canto española. Vuelvo a manifestar
mi absoluta convicción de que su reconocimiento supondría
la solución a uno de los problemas más graves que
tiene la canaricultura española, pero también debo
convenir que, en la actualidad, el reconocimiento de la nueva raza
es inviable.
Por una parte, la necesaria reforma del Código
del Timbrado Español, consistente, entre otros puntos,
en la imposición de la obligatoriedad de la emisión
de timbres de ritmo continuo en el canto Timbrado, que dejaría
la vía técnica y administrativa libre a la nueva raza,
no es posible. A pesar de que se contaría con el apoyo de
F.O.E., de los timbradistas F.O.C.D.E.-F.O.E., de
los partidarios del canario de ritmos discontinuos y de parte de
los partidarios de las posturas eclécticas, encontraríamos
la férrea oposición de la mayoría de los defensores
del Timbrado ecléctico, destacando los canaricultores
andaluces y parte de los asturianos y valencianos,
que, aun a pesar de defender que el Timbrado debe emitir
timbres, toleran y utilizan los ejemplares de ritmos discontinuos
como reproductores o ejemplares de trabajo; toda vez que, como también
se ha dicho, si se reconociera la nueva raza se encontrarían
en tierra de nadie a merced de la pinza formada por los timbradistas
F.O.E. y los partidarios de la nueva raza.
Por otra parte, dentro de los partidarios de
los canarios de ritmos discontinuos la falta de unidad de conceptos
hace inviable hacer piña en torno al proyecto de reconocimiento
de la nueva raza. El desmesurado afán de protagonismo de
algunos les ha hecho potenciar un tipo de canario que con anterioridad
era utilizado únicamente como medio de trabajo (5),
el canario de canto asilvestrado. La demagogia, el proselitismo
y la justificación y condonación de los defectos canoros
de este tipo de canarios ha llevado a que sea el canario dominante
en la mayor parte de los criaderos de ritmos discontinuos, arrinconando
al canario doméstico seleccionado durante generaciones. No
cabe duda de que culpables de esta situación somos todos;
unos por haberlo potenciado y otros por habernos callado y mirado
hacia otro lado durante demasiado tiempo. Reconocer hoy como raza
independiente al canario de ritmos discontinuos supone, desgraciadamente,
dar carta de naturaleza al canario asilvestrado y ello supondría
un remedio peor que la enfermedad. En tanto en cuanto los defensores
del canario asilvestrado no sean capaces de realizar una
selección canora coherente y aprendan a distinguir el grado
justo de asilvestramiento del mayoritario exceso actual no
hay nada que hacer. Se está llegando a un extremo en el que
la mayoría de los canarios de ritmos presuntamente discontinuos
que se presentan a los concursos semejan más pardillos y
jilgueros de deficiente calidad que canarios. Las estridencias y
la precipitación se justifican por el grado de f
silvestre, las rascadas y las ronqueras por la voz sesgada
del silvestre y las gangosidades se dice que son, asimismo, porque
la voz es así y cada uno posee la voz que tiene.
Ojalá estos impedimentos desaparezcan con
el tiempo y podamos hablar con orgullo del canario floreado
como segunda raza de canarios de canto aportada por España
a la canaricultura mundial. Me niego a creer que no seamos capaces
en el futuro de solventar los impedimentos descritos, que eso sea
posible es trabajo de todos, sin individualismos ni afanes de protagonismo.
Pero, sobre todo, será preciso que se vuelvan a imponer el
buen gusto y la sensibilidad musical que llevó a nuestros
antecesores asturianos a seleccionar el maravilloso canario de canto
de ritmos discontinuos. Quizás de haber sido reconocido hace
cincuenta años muchos de los problemas que nuestra canaricultura
de canto ha padecido no se hubieran producido y, por otra parte,
con un estándar propio, es posible que no hubiéramos
tenido que lamentar hoy el descontrolado auge de un canario asilvestrado
al que un Código claro, basado en los principios elementales
de la canaricultura de canto clásica, no habría dado
oportunidad de florecer.
Notas:
(1) El canario
del País era, supuestamente y según creían
los canaricultores de la época, el descendiente directo más
puro de los primeros canarios silvestres criados en cautividad en
España, por ello se suponía que su genotipo y fenotipo
eran los más próximos a su antepasado salvaje; no
obstante, es imposible hablar de este tipo de canarios como constitutivo
de una raza, ya que los canarios del País carecían
de la homogeneidad fenotípica, grosso modo, que caracteriza
a las razas fijadas y seleccionadas. Del canario del País
español surgieron, bien por selección, bien mediante
cruces con razas extranjeras, canarios silvestres e incluso a través
de la hibridación con verdecillos, varias razas, aunque algunas
de ellas no han sido reconocidas hasta hace pocos años. Así,
si leemos los artículos de la época, las referencias
en libros de canaricultura, españoles y extranjeros, y los
cruces de los que se habla en ellos, comprobaremos que se mezcla
el origen de los canarios de Raza Española (Cataluña),
del Timbrado (Madrid), del Giboso Español (Sevilla), del
Melado Tinerfeño y del Larguillo (Valencia). Aunque el Cantor
Español siempre se ha amparado por el estándar del
Timbrado, nuestro canario de canto basado en los ritmos no continuos
surgió en la misma época que el Timbrado, de forma
paralela e independiente, en Asturias.
(2) En "Impresiones sobre el actual canario
de canto español o del País", Revista Pájaros
nº 14, 1ª Epoca, año 1961, José Salvador
Rico Núñez hace referencia a un criador de Gijón,
un tal Valle, que había obtenido unos destacados ejemplares
a través del cruce de canario del País con canario
silvestre; no obstante, tanto de los escritos de Rico como de los
de Drove se desprende que el cruce con canarios silvestres no se
practicaba de forma generalizada por los asturianos. De hecho, cuando
algunos años más tarde ciertos criadores empezaron
a realizar, bajo la dirección de Drove, cruces selectivos
con canarios silvestres las bases genéticas del canario de
canto asturiano estaban ya sentadas y fueron esos basamentos los
que favorecieron la dirección hacia el canto basado en giros
de ritmo no continuo. No olvidemos que también en F.O.E.
se hicieron cruces con canario silvestre, como el propio Alvaro
Guillén reconocería, Revista Pájaros nº
38-39, 2ª Epoca, año 1978, pags. 43 y 44. A nadie escapa
que el canario silvestre es utilizado como comodín por los
defensores de ambas tendencias y que el resultado canoro obtenido
en estos cruces depende más de la aportación genética
del canario doméstico con el que es cruzado que del propio
silvestre.
(3) De ahí la importancia que damos a la
no educación del canto con ejemplares adultos.
(4) Véase el esquema explicativo de los
giros en el anexo.
(5) Recomiendo la lectura del artículo "La
fuerza del silvestre", de Santiago Iso Gracia, publicado en
el catálogo del II Concurso del Club Timbrado "Ciudad
de Albacete".
(6) La diferencia entre los cloqueos de agua y
los giros de agua simple estriba en que en los primeros debe percibirse
claramente el fonema K (consonantes c o k).
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