Megabacterias

 

Por Enrique Moreno Ortega
Veterinario especialista en aves

Las Megabacterias son unos microorganismos presentes en las aves que han atraído en los últimos años la atención de los veterinarios especialistas. Y este aumento de popularidad se debe, entre otras razones, a que puedan ser las responsables de algunos de los casos del denominado" mal seco".

Se llaman megabacterias por poseer un tamaño superior a las bacterias convencionales. Un tamaño que las aproxima más al de los hongos, con los que comparten algunas características.

Este tipo de bacterias han sido localizadas en psitácidos, paseriformes, avestruces, codornices, ibis, etc. En psitácidos se ha demostrado su presencia en:

- Melopsittacus undulatus
- Agaporois spp.
- Alisterus scapularis
- Aprosmictus erythropierus
- Cacatúa galerita
- Cacatúa roseicapilla
- Calyptorhynchus latirostris
- Calyptorhynchus magnifiaus
- Cyanoramphus novaezelandiae
- Neophema bourVii
- Neophema splendida
- Nymphicus hollandicus
- Polytelis alexandrae
- Polylelis swainsonii
- Psephotus varias
- Psittacula krameri
- Trichoglossus haematodus

Mientras que en paseriformes se ha visto en:

- Serinus canaria
- Serinus leacopygius
- Carduelis chloris
- Carduelis carduelis
- Lonchura domestica
- Taeniopygia gultata
- Emblema Ficta
- Erythura gouldiae
- Heteromunia pectoralis

La presencia de megabacterias en las poblaciones salvajes de las aves es desconocida, pero parece ser baja. En un estudio realizado en Holanda sobre una población de canarios, se comprobó que el 30% de las aves examinadas tenían megabacterias.

El número de ejemplares afectados va en aumento; en una investigación realizada sobre periquitos en el Reino Unido, durante los años 1985-1986, se halló este tipo de bacterias en el 5% de los ejemplares analizados, mientras que en 1991 el 21% de los periquitos enfermos analizados lo era por esta enfermedad. No obstante, algunos científicos consideran que la megabacteria es un componente normal de la flora digestiva de los periquitos, pero que el estrés y la bajada de las defensas favorecen su multiplicación y la aparición de la enfermedad.

CONTAGIO

Infecciones realizadas en laboratorio han mostrado que, mientras que los periquitos ingleses se afectaban, los periquitos normales no lo hacían. Estos hallazgos sugieren que la susceptibilidad de las aves a desarrollar la enfermedad varia considerablemente, posiblemente en función de la debilidad genética del ejemplar

El modo de transmisión de estas bacterias entre las aves se desconoce. Experimentos realizados sobre periquitos, han mostrado que polluelos libres de la enfermedad tenían menos predisposición a tener megabacterias a una edad entre seis y nueve meses que aquellos otros polluelos cuyos padres biológicos eran portadores, pero cuyos padres adoptivos estaban libres de estas bacterias. En otro experimento realizado, se mantuvieron dos parejas de periquitos adultos positivos junto a otras dos parejas de periquitos libres de megabacterias durante 14 meses, permaneciendo libres de estos gérmenes las que ya lo estaban al iniciarse el experimento, es decir no ocurrió contagio alguno a pesar del largo periodo que permanecieron todos juntos.

SINTOMAS

La enfermedad se presenta tanto en jóvenes como en adultos.

En periquitos afectados aparece en un primer momento pérdida de peso y depresión, pasando bastante tiempo junto al comedero, pero sin ingerir realmente comida. Aproximadamente la mitad de los enfermos tienen vómitos y diarrea (desde heces ligeramente blandas hasta muy acuosas) con gran variación en el color de las mismas. La evolución de la enfermedad es muy variable: algunas aves aguantan durante meses (de doce a dieciocho meses con posibles períodos de mejoría) pero la mayoría muere unas semanas después de empezar los síntomas, generalmente delgados. Un 10% de las aves fallece sin sintomatología previa.

Esta enfermedad suele presentarse con dilatación del proventriculo (hasta tres veces su tamaño natural) y un aumento del pH del mismo, como consecuencia de la disminución en la producción de ácidos estomacales. El pH del proventrículo de un canario sano está entre 0'7 y 2'4, mientras que el de un canario con megabacterias aumenta hasta 7-7'3. Este hallazgo ha hecho pensar en la posibilidad de acidificar el agua de bebida (por ejemplo con vinagre de manzana) para luchar contra la enfermedad.

Cuando la megabacteriosis está avanzada aparece regurgitación y eliminación de semillas sin digerir en heces.

TRATAMIENTO

Estudios realizados en Estados Unidos y Sudáfrica sobre periquitos y avestruces respectivamente han mostrado que las megabacterias son sensibles a algunos antibióticos, aunque experimentos realizados en Alemania mostraron su resistencia a todos los antibióticos conocidos. En algunos casos son los antifúngicos los que parecen funcionar mejor

Puede resultar eficaz acidificar el agua de bebida, administrar alimentos de fácil digestión y complementos vitamínicos, además de probióticos específicos de aves. Todo esto contribuirá a aumentar las defensas de los ejemplares y favorecerá su lucha contra la enfermedad.

En Israel se realizó un experimento que consistía en administrar lactobacilus vía oral con el fin de que estos redujeran el pH del proventrículo y así conseguir hacer la vida más difícil a las megabacterias allí alojadas.

 

© Enrique Moreno Ortega