El Reglamento del Timbrado, comentado
Por Antonio Drove Aza
Revista Pájaros 1ª época nº
23 de 1962
Antes de comenzar el Reglamento del Timbrado, es
conveniente explicar algunos conceptos técnicos que sirvan
de base a las críticas, puramente constructivas, que me han
inducido en todo momento a desentrañar la verdad sobre el
Timbrado Español, para situar a la Canaricultura Española
en el rango y con el prestigio que debe merecernos como Españoles.
Sabemos que todo cuerpo de material apto, cuerda,
membrana, tubo sonoro, etcétera, excitado por un medio adecuado,
genera vibraciones que se transmiten al medio que los rodea. Estas
vibraciones producen sonidos cuya altura depende del número
de vibraciones por segundo, y será tanto más agudo
cuanto mayor es la velocidad o frecuencia de vibración del
cuerpo. Esta frecuencia define por tanto el Tono de un sonido: Grave,
medio o alto.
Ahora bien, por esta definición del Tono
parece que todos los cuerpos con la misma frecuencia de vibración
deben producir una misma tonalidad. Sin embargo, no es así,
por cuanto influye el Timbre, que es la cualidad más importante
de los sonidos a la que se debe la sensación de los sonidos
"blandos" o "suaves", frente a los desagradables de los sonidos
"duros" o "metálicos". El Timbre de un sonido, por tanto,
permite distinguir dos sonidos del mismo Tono producidos por dos
cuerpos distintos.
Cuando un instrumento musical o cualquier otro
órgano productor de sonidos produce una nota, un oído
normalmente educado apreciará que este sonido no es puro
o, lo que es lo mismo, no presenta un solo tono, sino que simultáneamente
con él produce un conjunto de sonidos más débiles,
llamados armónicos o sóbretenos, que son múltiplos
enteros de la nota básica o fundamental. Estos sonidos superpuestos
de frecuencia más elevada (más agudos) modifican sensiblemente
la pureza de la onda del tono fundamental, dando lugar a que esta
cualidad del Timbre permita distinguir las voces de las personas,
las notas de los instrumentos 'musicales, los ruidos producidos
por diferentes materiales, etc.
En general, puede afirmarse que los sonidos son
tanto más agradables a] oído, cuando el tono básico
impera sobre los armónicos y tiende a ser de la máxima
pureza. Pero los sonidos puros de por sí no tendrían
una mayor significación subjetiva si no fueran acompañados
de modulaciones diversas, propias de caracteres que definen
expresiones determinadas: Hablar, cantar, ejecutar con instrumentos
piezas musicales, etcétera. Generalmente, al modular los
sonidos se introducen ruidos más o menos acusados, los cuales
serán tanto menos desagradables, cuanta menor dureza de contrastes
se manifieste en los mismos. Los sonidos puros y con mayor razón
los impuros se emborronan sensiblemente por modulaciones rudas:
Voces aguardentosas, cascadas y nasales no serán
las más gratas ¡precisamente al oírlas en conversaciones
o en ejecuciones cantadas.
Por el concepto de Timbre tal como se ha expuesto
ahora y se define en Acústica, parece que, refiriéndolo
a tonalidades, lleva implícito el carácter de tono
alto. Sin duda por este criterio, en la Canaricultura internacional,
los tonos Timbrados son aplicados a las notas altas de la tesitura
del canto de los canarios sean de la modulación o estructura
fonética que fueren, y sin que tal calificativo tenga relación
expresa con determinados efectos sonoros, típicos, de algunos
aparatos mecánicos o eléctricos.
La tercera cualidad del sonido es la Amplitud o
Volumen, en virtud de la cual los sonidos se perciben con mayor
intensidad a medida que aumenta su amplitud en el órgano
productor del sonido. Esta cualidad en general beneficiosa para
niveles normales de audición, puede ser muy desfavorable
para la percepción de ruidos, sonidos impuros o modulaciones
poco gratas: Un cañonazo oído a distancia es menos
molesto que percibiéndolo cerca del cañón;
un chirrido potente es más desagradable que otro discreto.
Notas desagradables del canto de un canario se hacen insoportables
con mayor potencia de voz.
Si consideramos que la sensibilidad del oído
humano no es lineal o, lo que es lo mismo, no percibe con la misma
intensidad toda la gama de sonidos audibles, sino que manifiesta
mucha mayor sensibilidad a medida que se acerca al margen de frecuencias
2.500 - 3.500 ciclos (vibraciones por segundo) para decrecer hacia
frecuencias más elevadas hasta anularse la audición
a los 20.000 ciclos (prácticamente a los 15.000 en oídos
normales), nos daremos cuenta que las notas de tonos altos de la
tesitura del canto de los canarios se hacen insoportables si la
intensidad de emisión se acentúa.
Por este motivo las notas de tonos timbrados del
canto de los canarios emitidas con poco volumen, son mucho más
agradables y meritorias por corresponder cerca del margen de frecuencias
de máxima sensibilidad: El sonido tintineante de un cascabel
es más pulcro y bello que el producido por el repique de
un martillo sobre un yunque, que produce sensaciones dolorosas en
nuestra consciencia.
De las tres cualidades inherentes al sonido que
someramente hemos estudiado: Tono, Timbre y Amplitud, podemos deducir
consecuencias indiscutibles para sensibilidades normales:
1.º Las tonalidades puras son siempre las más
gratas.
2.° Las modulaciones suaves producen más
agradables inflexiones de los sonidos o de las voces.
3.° La amplitud o volumen sonoro es improcedente
con tonalidades y modulaciones impuras, y duras.
4.° El volumen sonoro es también improcedente
con tonalidades altas, y
5.° Que, de las cualidades del sonido, el hombre
aprovecha intuitivamente las más deseables para crear belleza
en sus diversas actividades artísticas y culturales.
Los conceptos de Tono, Timbre y Amplitud, son igualmente
aplicables al canto de los pájaros, que, como sujetos provistos
de órganos productores de sonido, son capaces de emitirlos
de acuerdo a modalidades hereditarias propias de cada especie y
diferentes incluso en distintas razas. Así, concretándonos
al de los canarios, su canto no es emitido con sonidos continuos,
tal como podemos hacerlos nosotros pronunciando vocalizaciones continuadas:
ooooooooo... iiiiiiiiiii..., etc., sino que ellos generalmente
modulan los sonidos emitidos (como lo hacemos nosotros cuando
hablamos o cantamos) modificando la estructura de la emisión,
dando lugar a determinadas frases o notas que por su similitud con
efectos sonoros conocidos les aplicamos nombres determinados: rulos,
cloqueos, flautas, etc. Estas notas distintas entre sí por
su estructura, ritmo y tono, son producto de modulaciones de diferente
naturaleza: guturales, linguales, bucales y mixtas. La mayor expresión
de su belleza y armonía radica en la pureza del sonido percibido
(vocales gratas, i, o y u) y en la suavidad de la modulación
(consonantes blandas).
Los canarios no vocalizan, sino que el sonido emitido
lo relacionamos fonéticamente con nuestras vocalizaciones.
Asimismo, las consonantes de los textos fonéticos de las
notas, son producto del efecto de la clase de modulación
empleada por los canarios: la r aparece en las notas batidas
de modulación gutural; la I, en las notas discontinuas
de modulación lingual, etc. Al conjunto de efectos sonoros
resultantes de la emisión del sonido y a la modulación'
del mismo, lo relacionamos con la onomatopeya de sonidos conocidos:
Unos Gluc-Gluc-Gluc o Gloc-Gloc-Gloc emitidos por un canario, su
onomatopeya nos hará recordar el cloqueo de una gallina clueca
al llamar a sus polluelos; unos Clac-Clac-Clac-Clac..., a pesar
de que el sonido percibido es más duro (por mayor dureza
de la a), continuará siendo un Cloqueo puro, pero su onomatopeya
nos recordará el sonido producido por unas castañuelas.
En cambio, unos Chas-Chas-Chas-Chas o Chac-Chac-Chac, a pesar de
la influencia del Cloqueo, no podemos determinarlo como Cloqueo
puro, y el sonido resultante de su modulación hará
rememorar desagradables trallazos. Estos tres ejemplos, que pueden
ser igualmente aplicados a todas las notas del canto de los canarios,
prueban la importancia de estimular expresiones gratas, obtenidas
con modulaciones blandas y pureza de sonidos.
Se preguntarán algunos lectores si estimulando
las buenas cualidades de los sonidos pueden regularizarse o confundirse
las notas equivalentes de las establecidas en los Códigos
de canto. Si admitimos, como así es en efecto, que cada raza
posee notas básicas propias y otras varias que son comunes
al canto no sólo de canarios, sino de distintos pájaros
silvestres, nos daremos cuenta que las fundamentales de una raza
no pueden ser ejecutadas sin detrimento de su pureza de tonalidad
y estructura por la influencia del cultivo de las básicas
de otra.
Consideremos al canto Roller como raza pura cuyas
notas básicas son Rulos y emitiendo también otras
notas secundarias similares y comunes de otras razas. Si estimulamos
las ruladas puras de acuerdo a las cualidades deseables de los sonidos
conseguiremos la máxima perfección de estas notas
básicas. Si, por el contrario, no se les presta una mayor
atención, y sí, en cambio, por ejemplo, a los Cloqueos
propios de otras estirpes, las ruladas se mixtificarán por
la dominancia de éstos, obteniéndose ruladas de Cloqueos,
pero, al fin, éstas, poseerán la estructura
rodada, y como tales se puntúan en los Concursos. Si el canario
Roller se cruza con el canario puro del País, se obtendrán
canarios en cuyo canto se manifestarán ruladas mixtificadas
de tonos ambiguos, pero, al fin, también serán rulos
por su estructura de batido silábico, bien sean modulados
por la laringe, por la lengua o mixtos de ambas.
Si escuchamos el canto natural del canario silvestre,
esto es, el de las Islas Canarias, comprobaremos que no emite ruladas,
y todo lo más que modula de tipo batido y muy cortos, son
rápidos repiques en tono alto, que por el carácter
de redoble es justo denominarle Timbre rulado; pero de esto a que
los emita en varias tonalidades como notas básicas, media
un abismo. Por tanto, los canarios que sirvieron de base para establecer
el Código y el Reglamento, fueron canarios muy mezclados,
no tan sólo del País y Roller, sino también
de Holandeses (rizados), y buena prueba de ello es el tamaño
de 16 centímetros que se estableciera inicialmente como prototipo
de esta raza, cuando en realidad el tamaño del canario silvestre
es de 12-13 centímetros, como así han sido los buenos
y puros canarios del País, de canto intuitivamente cultivado
por buenos aficionados españoles.
Pasemos a comentar el Reglamento, pero antes es
necesario dar a conocer el Código del canario Timbrado, cuyas
notas y puntuaciones son las siguientes:
NOTAS DE MÉRITO
Timbre metálico ....... 3 puntos
Timbre intermedio..... 6 puntos
Timbre profundo....... 9 puntos
Chau - Chau............ 6 puntos
Piau - Piau ............. 6 puntos
Cloqueos ............... 9 puntos
Castañuelas ........... 6 puntos
Cascabeleo............. 9 puntos
Floreos.................. 9 puntos
Dúos..................... 9 puntos
NOTAS DE CASTIGO
Rascadas....... 6 puntos
Estridencias....3 puntos
A primera vista este Código, leído
en nuestro idioma, no nos dice nada. No es más, como en los
demás Códigos de canto, que una recopilación
de notas y puntuaciones. Como tal Código, es susceptible,
en efecto, de modificaciones solamente de ligeras modificaciones
si no queremos variar totalmente los conceptos de notas y tonalidades
preconizadas y definidas en el Reglamento, sin tener que recurrir
ahora, por convicción de graves errores técnicos cometidos
y mantenidos en un Reglamento en vigor, a involucraciones improcedentes
y a socorridas fórmulas que los sabios y los equivocados
de buena fe saben rectificar a su debido tiempo.
Este Código del Timbrado, analizado técnicamente,
demuestra, no obstante, parte de los errores del Reglamento. En
efecto: El calificativo de Timbrado como denominación de
raza de canto puede considerarse en dos acepciones bien distintas:
Como básico de TONALIDADES o como básico de NOTAS.
Las primeras deben hacer referencia al tono de voz o altura de sonidos,
y las segundas a la estructura o modulación de frases cantadas.
Si consideramos válido el primer concepto, las Tonalidades
timbradas suponen dominancia absoluta de tonos altos, brillantes,
metálicos en el repertorio del canto Timbrado. Por tanto,
y dejando a un lado las otras notas del Código que también
cuentan, el Timbre intermedio y con mayor razón el
Timbre profundo, ambos de puntuaciones más elevadas
y lógicamente más meritorios, deben suprimirse irremisiblemente
del Código, quedando únicamente el Timbre metálico
como nota correcta del mismo.
Por el contrario, si consideramos el segundo concepto
de Timbrado como básico de NOTAS timbradas, llegaremos a
la conclusión al comentar la transcripción del Reglamento,
que, tanto el Timbre intermedio como el Timbre profundo
también deben suprimirse del Código por estar estas
notas en completo desacuerdo con el espíritu del Reglamento
de descalificar a los canarios que emitan notas ruladas básicas
del canto Roller.
Ante estos conceptos de Timbrado, ¿es acertada
y correcta la denominación de Timbrado Español aplicada
al buen canto del canario puro del País en cuyas notas
o frases cantadas no imperan las tonalidades altas, ni son moduladas
por estructuras rodadas, básicas de otra raza?
En el n.° 30 (abril, mayo y junio de 1962) de "Nuestros
Canarios" y en "Decíamos ayer...", se puede leer:
"En otro lugar de este número y comentado
por nuestro Director, da principio la inserción del Reglamento
para la aplicación del Código de canto del canario
Timbrado Español. Nuestro más ferviente deseo es que
la afición lo encuentre bien, tan acertado y completo como
para ponerlo en vigor en sus Concursos de canto. Más concretamente:
esperamos que lo adopten las Entidades canarícolas mundiales...
con la esperanza de que figure algún día entre los
Códigos internacionales." (Circular número 10 de la
A.C.E. - 1954).
Como vemos, hace seis meses escasos, tanto el Código
como el Reglamento se consideraban tan acertados y completos cómo
para hacer recordar una labor canaricultora fecunda. Si es así,
¿por qué hoy se trata de corregir errores bien manifiestos
del Reglamento? ¿No se ha dicho que fue aceptado el Timbrado Español
sin reparos y por unanimidad? ¿Qué condiciones técnicas
han sido impuestas para obligar a pensar y decir que el Código
no es perfecto desdiciendo lo que antes tan acertado y completo
se consideraba?
No hay duda de que los hombres no somos perfectos
en nuestras obras. Pero cuando de ellas se blasona su perfección
ante una masa de aficionados confiados, es justo que ahora se reconozca
con gallardía los graves errores cometidos, sin necesidad
de recurrir a rectificaciones absurdas, porque, felizmente, ni los
aficionados españoles son tan incautos para que no comprendan,
por fin, las confusiones a que han estado sometidos, ni los Organismos
canarícolas internacionales pueden permitir aceptar un Reglamento
que, leído según vamos a transcribirlo y comentarlo
en el próximo número, contiene errores técnicos
de tal magnitud que nadie que sienta la Canaricultura como lo que
realmente debe ser, puede aceptarlo sin reparos de todo orden.
(Continuará)
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