Por fin, a los 35 días, Crispín II se ha arrancado por soleares. Simples gorgoritos, pero no deja de hacerlos. Yo sé que el canto es la rama más difícil de la canaricultura, pero ver a tus pichones "cantar" hace que merezca la pena. El tío se pone completamente horizontal para cantar, aunque aún no saca esa "cresta invertida" que tienen en el cuello.