Vaya por delante mi admiración a todos vosotros y espero vuestra clemencia por mi ignorancia.
La afición por los canarios me llega, como creo que en la mayoría de los casos, de la mano de mi padre, que acostumbraba a acudir las mañanas de los domingos a la plaza de la Alfalfa, en el centro de Sevilla para pasar casi toda la jornada echando un vistazo a los canarios de color, postura y canto, junto a otros innumerables animales. Oía allí mismo decir que, en canarios de canto, no había otro mejor que un timbrado y para que éste llegase a ser un gran tenor debía ser de porte fino, de un verde limpio y que presentasen negros oxidados mate en patas y con brillo en pico. De hecho eran por los que se pagaban los mejores precios, incluso sin escucharlos cantar. Sin embargo, en aquellos tiempos, los píos se consideraban cantores a secas, no puros y su valor era infinitamente menor. Hoy, en cambio, he visto planillas de píos con puntaciones bastante altas.
Mis preguntas son: ¿La pureza era un error de entonces (1975)? ¿Puede un canario pío no ser timbrado puro y gracias a la destreza del criador rellenar con alta nota toda la planilla? ¿Porqué no se admite a concurso de canto los de factor rojo por pigmentación alimenticia y sí con otras tonalidades? Un saludo