En estas observaciones obtuve varias conclusiones:
? La morfología del canto (ritmo, sonoridad, estructura,
predisposición a las nasales ) al igual que ciertos giros
(floreos, compuestas, rodadas) son hereditarios.
? La transmisión genética de un canario no se realiza siempre
del mismo modo, estando muy vinculada a la de su pareja.
Cada canario se comporta en virtud del emparejamiento que se
realice.
Debe quedar claro que el canto se trasmite genéticamente pero sin
unos parámetros fijos, pudiendo incluso variar para los hermanos de
nido que no siendo campeones pueden ser portadores.
Por todo esto, es necesaria una constante observación de la
transmisión efectuada en todas las parejas realizadas.
Esta labor también hay que realizarla entre varios criadores, de forma
seria, sin ambigüedades ni ocultismos, probando todas las posibilidades
dentro de una familia de pájaros.
Es obvio que un solo criador no puede realizar todas las
combinaciones posibles con los hermanos y hermanas de un campeón.
Quiero terminar este artículo, remarcando que la única forma de
trabajar una línea es en consanguinidad abierta y cerrada. Entiendo por
línea, a un mismo entronque o árbol de pájaros con unas características
definidas y estables de canto. Todos ellos con algún ascendiente común en
tercera o cuarta generación. Este árbol se ramifica siguiendo una
consanguinidad cerrada. Realizándose más tarde la consanguinidad abierta
entre los extremos de las ramas.
Es cierto que con la “cerrada”, hijos a
padres o nietos a abuelos se produce un cierto retroceso, pero ahí es donde
hay que buscar esos posibles portadores que mantengan o incrementen las
virtudes genéticas de los ejemplares. Para luego recurrir a la “abierta”
como apertura. Insisto en no intentar buscar tantos por cientos ni
desarrollos fijos. Es la observación de la evolución la que tiene que primar
en el trabajo.