Y aquí nos encontramos con una seria dificultad cuando el pájaro se «embola» suele ser signo de que la enfermedad está muy avanzada, y por tanto que se encuentra grave y su curación es difícil. Seguramente, antes de llegar a este extremo habrá dado algunos leves indicios de enfermedad que el experto capta al instante, y que habrían indicado a éste la necesidad de ponerlo en tratamiento. Corno en nuestro caso no ha sido así. Cuando advertimos el cuadro clínico hay que actuar sin pérdida de tiempo.

Será difícil averiguar cuál es la causa de la enfermedad. De hecho la única forma verdaderamente cierta sería realizar análisis bacteriológico de heces o de sangre. La atajaremos pues a través de sus síntomas, utilizando antibióticos de amplio espectro. En el mercado encontramos «Correctores antibióticos para canarios». Empleemos uno de ellos rápidamente. Generalmente vendrán en forma de gotas o comprimidos para añadir al agua del bebedero. Si el pájaro estuviera tan débil y abatido que le fuera difícil acceder a éste, no habrá más remedio que tomarlo en la mano y darle una o dos gotas directamente en el pico.

¡Cuidado! No se trata de abrir el pico e introducir el cuentagotas en su interior, seguramente el canario se asfixiaría en el intento, sino de dejar la gota en la comisura del pico cerrado. El pájaro la irá sorbiendo poco a poco sin peligro. Los antibióticos que contienen estos correctores son del tipo de los denominados de «amplio espectro», es decir, capaces de abatir un gran número de gérmenes diferentes. Además, a menudo combinan dos antibióticos distintos, con lo que la acción bactericida se potencia.