Amigo Miguel Ángel:
Dices que con la separación de líneas seguirá habiendo problemas y en esto coincido contigo: seguirá habiendo cuestiones que resolver y sobre las que trabajar y ocuparnos, como en cualquier otra raza o variedad. Pero una vez que la separación de líneas prospere, el horizonte quedará mucho más claro y será posible centrarse en otras cuestiones que ahora son inabordables porque estamos enfangados en lo fundamental.
La Historia da muchas lecciones y la de la canaricultura también. Lo que a nosotros nos ocupa ahora no es nuevo, tenemos la experiencia del Roller. Cuando la raza alemana se estandariza al comienzo del S. XX, tenían un panorama similar al nuestro actual. Convivían la línea hueca y sin gluck con la hueca de gluck y con la de agua. Todas ellas valiosas, todas distintas y todas compartiendo unas mismas características tonales y, hasta cierto punto, tímbricas. Pero los criadores alemanes, como nosotros ahora, se dieron cuenta de que eran entre sí incompatibles: los mejores pájaros continuos y huecos debían evitar glucks y notas de agua. Si las líneas se mezclaban se obtenían pájaros mediocres en todo que no destacaban en nada. Su solución fue drástica: marginar a las líneas de agua y gluck y centrarse en el desarrollo de la hueca y continua. El resultado, pasados los años, es el Roller moderno, una raza muy homogénea y fuertemente especializada que ha perdido por completo una línea bellísima, la de agua, y que tiene a la línea gluck en trance de desaparecer.
Nuestros Timbrados continuos y discontinuos son pájaros distintos, aunque pertenezcan a la misma raza, tan distintos como lo fueron el Roller de agua y el hueco. No querer ver esto es negarse a reconocer lo evidente. Una solución como la adoptada en el Roller es ahora mismo inviable: nadie quiere renunciar a su concepto de Timbrado. Y tampoco es necesaria, no hay por qué perder una línea valiosa, como se perdió el Roller de agua. Pero no atacar la raíz del problema, la necesidad de criterios selectivos distintos para lo que es distinto, implica condenarnos a otros 50 años de indefinición y luchas intestinas. Y esto no lo aguanta ni el Timbrado ni la bíblica paciencia del Santo Job
Saludos a todos