Según me dijo una compañera, su abuela metía a la gallina clueca bajo la cama y cantaba y hacía ruido para que no se estropearan los huevos con los truenos. Y según me he informado cabe una posibilidad de que los truenos no se acaben cargando las nidadas. Hay que atacar esas ondas antes de que lleguen al huevo, y se consigue precisamente con más ondas, aunque parezca contradictorio.
Para ello sirve poner música a un volumen alto durante la tormenta.
El efecto, para que lo imaginéis, es como si de un lado un viento fuerte soplara del norte(el trueno) y otro viento, menos fuerte (la música), soplara del sur. El viento del sur haría que el viento del norte perdiera fuerza. No toda la fuerza, pero sí alguna, con lo que se le da una posibilidad de que algunos pollos puedan sobrevivir.